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jueves, 8 de enero de 2009

La trascendencia de un triunfo del FMLN


Narciso Isa Conde Para Kaos en la Red

Tengo razones poderosas para desear vehemente la victoria electoral del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) de El Salvador.
Viví muy de cerca su gestación y su historia, conocí a no pocos de sus dirigentes(as) y cuadros desde mucho antes de su formación y desarrollo como fuerza político-militar.

La vía inicial fue el Partido Comunista Salvadoreño (PCS), uno de los más aguerrido, audaz, inteligente y astuto de nuestra América. Pero también conocí y traté a muchos(as) y valiosos(as) camaradas de la FPL, la RN, el ERP y el PRTC, que junto al PCS, conformaron esa fuerza de vanguardia del pueblo salvadoreño.
Entonces yo desempeñaba la función de Secretario General del Partido Comunista Dominicano (PCD), otro de los componentes herético y combativo del movimiento comunista latino-caribeño.

Por eso conocí muy de cerca y forjé una gran amistad, prácticamente una verdadera hermandad, con le camarada Jorge Schafik Handal, uno de los más preclaro, sensible, talentoso, sabio y firme secretarios generales de la región.
Por mis funciones, junto a otros camaradas de dirección, me tocó seguir muy de cerca todo el proceso de colaboración entre ambos partidos durante los once años de guerra revolucionaria. Alrededor de 20 combatientes dominicanos participaron en lucha junto al FMLN, además de un número significativo de periodistas, publicistas, cuadros políticos, médicos, economistas….que aportaron un saber y su pasión revolucionaria a ese proceso.

Cuatro de ellos cayeron en combate en tierra salvadoreña: Ramón Luna Cornelio, (Capitán Pedro García), Roberto Santana, Nicolás Compré y Bienvenido Mejía. ¡Sangre dominicana se sumó a la leyenda del Farabundo Martí!

Son innumerables los lazos de camaradería, amistad, afecto y cariño que se crearon entre nuestras organizaciones antes, durante y después de aquella digna y heroica resistencia armada. Personalmente tengo un especial cariño por ese terruño de luchadores y luchadoras ejemplares.

Tengo una enorme admiración, no solo por la manera como le FMLN, protagonista de una verdadera hazaña político-militar, abordó las tareas de la guerra revolucionaria (integralmente relacionada con la lucha política y diplomática), sino también por la forma como se comportó después de la paz pactada por factores adversos y como asumió los nuevos riesgos y tentaciones de la lucha legal e institucional y las nuevas tendencias al ablandamiento y a la renegación que surgieron a su interior.

El FMLN legal avanzó depurándose, sin que todavía esté libre de ciertos y serios riesgos, más aun cuando llegue al gobierno, lo que no implica tomar todo el poder, mucho menos construirlo a escala de toda la sociedad.

El FMLN cuenta quizás con una de las mejores estructuras de cuadros revolucionarios de la región; y sus componentes, en varias ocasiones, han impedido los procesos de derechización emprendidos por los sectores blandos y oportunistas de esa organización.

El FMLN, como decían los vietnamitas en sus buenos tiempos, han sabido combinar la flexibilidad táctica con la firmeza estratégica.

Supo acumular fuerza militar y supo acumular fuerza política con conciencia revolucionaria, e incluso fuerza electoral; hasta el punto de mantenerse como la contrapartida para el cambio, en el contexto de una bipolaridad que incluye del lado contrario a una de las fuerzas más experimentada, más perversa y más medularmente reaccionaria de la derecha continental: el Partido ARENA
Contrapartida en crecimiento, primero lentamente, y en las últimos dos cuatrienios a mayor velocidad, hasta superar progresivamente, y ahora por mucho, a los señores y señoras del Partido Arena.

Soy de los que pienso que el FMLN ganó realmente las pasadas elecciones presidenciales con el comandante Schafik Handal a la cabeza. Pero el empleo a fondo del miedo y del fraude sofisticado a cargo de los areneros, impidió entonces esa trascendente victoria tan merecida por su principal figura histórica.
Confieso que anhelé apasionadamente ver a Schafik en la Presidencia de El Salvador y que sentí pena y rabia cuando presencié aquellos resultados amañados.

Y más tarde, cuando asistí al su sepelio, confirmé que el pueblo-pueblo salvadoreño lo consideraba su verdadero presidente. Aquello fue realmente apoteótico. Parecía cualquier revolución de verdad, menos un entierro. Recuerdo cuanto hablamos de eso con nuestro entrañable amigo común, el soviético guevarista Kiva Maidanik, mientras ambos llenó de emoción contemplamos a aquella muchedumbre gritar: “¡se queda, se queda, nuestro comandante se queda!

El viraje previo hacia la izquierda y el liderazgo de Schafik sembraron definitivamente la posibilidad de que la victoria se acercara, la cual precisamente por las bregas internas y los desplazamientos hacia la derecha de ciertos personajes y facciones, se había diferido demasiado.

Más posibilidades y nuevos desafíos

En verdad ahora el FMLN se encuentra en una posición todavía mas ganadora, sin por ello deba emborracharse a destiempo.

La derecha salvadoreña, repito, es muy perversa y en estos días hay que estar muy alerta, prestos a defender con vigor todo lo que se ha avanzado y a avanzar mucho más.

La candidatura de Mauricio Funes es fresca y concita amplitud y diversidad. La presencia de Salvador Sánchez Serén (comandante Leonel González) en la candidatura vicepresidencial, es la expresión de toda firmeza desplegada y acumulada en varias décadas de combate.

De todas maneras la profundidad, el impacto popular de su liderazgo y la experiencia de Schafik, y sobre todo las perspectivas de cambios profundos que se abrieron a raíz del auge de su candidatura y de la compactación de las estructuras efemelenistas, no son fáciles de alcanzar de nuevo; a no ser por la suma, integración y potenciación de las capacidades del formidable colectivo revolucionario con que cuenta el FMLN; a través, además, de una constante reafirmación, en las nuevas condiciones de posible partido de gobierno, de las metas históricas y la lealtad a la idea de hacer revolución de verdad; esto es, de su preservación como colectivo de vanguardia con voluntad transformadora.
Esto último tendrá todavía mucho más importancia al otro día de ganar la presidencia, sobretodo para evitar las tentaciones a recoger banderas, a evadir confrontaciones obligadas e imprescindibles para hacer los cambios necesarios y a renunciar a transformaciones esenciales.

No digo que esto vaya a pasar, pero si hay que tener muy en cuenta esa posibilidad, para no repetir nada parecido o cercano, a las experiencias negativas tipo PT-Lula o tipo Frente Amplio-Tabaré Vázquez, las cuales se quedaron bastante por debajo de las expectativas, anhelos y necesidades de sus respectivos pueblos y de los pueblos del continente

Es claro sí, que independientemente del devenir posterior, la posible victoria electoral del FMLN habrá en lo inmediato de alimentar la ola de cambios que tiene lugar en nuestra América. Será un hecho muy estimulante, capaz de potenciar coyunturalmente la subjetividad a favor del viraje a la izquierda en toda la región.

En Centroamérica, donde El Salvador es una especie de bisagra política, tendría todavía un mayor influjo esperanzador y dinamizador del proceso hacia la nueva independencia.

Pero todo esto se multiplicaría y profundizaría, si a la victoria electoral del FMLN le sigue la firmeza en las transformaciones estructurales, el desmonte a fondo del modelo neoliberal, los cambios en el sistema político hacia una democracia participativa e integral y la lealtad en perspectiva al programa del nuevo socialismo, del cual el FMLN ha sido pionero y abanderado desde que como organización reafirmó y renovó sus metas socialistas, a instancia de Schafik y de muchos sus cuadros más firmes y combativos.

Si importante es este próximo “primer día”, el de la victoria electoral (importante e imprescindible en sí mismo), más trascendentales serán, conquistado el gobierno por el FMLN y sus aliados, los siguientes triunfos progresivos en la lucha por las transformaciones sociales y políticas en el marco del prolongado “segundo día” postelectoral; decisivo para sentar las bases de la transición hacia una nueva democracia y una nueva sociedad.

Ambos propósitos, uno a corto y otro a mediano plazo, precisan hoy de la convocatoria de la “Ceremonia de las Almas”, donde los(as) revolucionarios(as) salvadoreños(as) del presente se abracen, al compás de los tambores, pianos, trompetas, acordeones y guitarras, a Farabundo y Schafik, y a todos los próceres de nuestra América, a los pensadores(as) revolucionarios(as) de todos los tiempos, a los héroes y heroínas de la emancipación de todos/as lo oprimidos/as, para vencer resistencias y derrotar las patrañas reaccionarias que habrán de presentarse antes, durante y después de las próximas elecciones.
8 de enero del 2009, Santo Domingo. R.D.


Narciso Isa Conde en Kaos en la Red

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