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jueves, 17 de junio de 2010

ALEPH: Un mensaje de futuro


CAROLINA ESCOBAR SARTI
Tres noticias nos pusieron, de golpe, en los ojos del mundo: el agujero de 20 m de diámetro y 60 m de profundidad que se abrió en la zona 2 de la ciudad capital, los desastres provocados por la convergencia de la tormenta Ágatha con la erupción del Volcán de Pacaya, y la renuncia de Carlos Castresana, jefe de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig).

Ni André Bretón habría sido el padre del surrealismo si hubiera nacido en nuestro país, ni Gabriel García Márquez habría creado un Macondo tan perfecto. 

Y pareciera que entre los tres acontecimientos antes mencionados no hay denominadores comunes, pero los hay. La foto que tenemos frente a nosotros es la de un país con historia, pero sin memoria. La reiterada práctica de abusos de poder de parte de minorías que tradicionalmente han pactado entre sí y han desatendido las necesidades de las grandes mayorías, sumada al sostenimiento de una conveniente impunidad desde esa vieja plaga llamada “burocracia de servidumbre”, son problemas de índole estructural.

En el caso del agujero de la zona 2, la municipalidad capitalina insiste en decir que el origen de los dos orificios que se han abierto es un problema geológico en el terreno, sumado a la arena volcánica y al paso de Ágatha. Sin embargo, el ingeniero Manuel Urrutia —quien diseñó el Plan de Saneamiento de la Ciudad hace aproximadamente tres décadas— y otros expertos aseguran que esos agujeros se deben a la falla del sistema de colectores de drenaje, faltos de mantenimiento (ver “Hundimientos en la capital”, La Hora, 14-06-2010). Ese taponamiento de agua y gases que se produjo equivale a una enorme carga de dinamita, y pudo haberse prevenido.

En el caso de la tormenta Ágatha y la erupción del Pacaya, claro que son catástrofes ambientales, pero ¿a qué se debe que unas poblaciones sean más vulnerables que otras frente a fenómenos como estos? ¿Es casualidad, designio divino o la consecuencia de un determinado orden depredador? ¿Por qué los más damnificados están localizados en los territorios más expuestos a este tipo de fenómenos y situaciones? ¿Dónde están los muertos? La pobreza es una de las formas más tortuosas y sádicas de violencia, sostenida por un sistema que no ofrece iguales oportunidades de acceso a todos.

Y en el caso del nuevo tsunami político provocado luego de la renuncia de Castresana, con el destape de una cloaca de dimensiones mayores que la del agujero de la zona 2, comienza a practicarse un trabajo de arqueología que ya ha dejado al descubierto una pequeña parte del andamiaje de la impunidad de este país. ¿Por qué Castresana no presentó antes las pruebas de este golpe técnico que querían dar en el MP?

Las tuvo el presidente Colom, a quien la Corte de Constitucionalidad tuvo que darle respiración de boca a boca en un momento determinante. Castresana no podía hacer pública, antes de tiempo, una información que estaba sujeta a reserva legal, así que hace un par de días le puso nombres y apellidos a la impunidad. Se quedó corto, pero en ese caldo grasiento y maloliente que destapó surgen nombres vinculados a partidos políticos, empresas, medios, universidades e instituciones de justicia. Los de siempre, otra vez.

El papel fiscalizador de la sociedad civil y el apoyo de la cooperación han sido determinantes en este proceso de desmantelamiento de los poderes paralelos. Y lo seguirán siendo. Por ello, Castresana dijo al presentar las pruebas que su propósito no era otra cosa que dar un mensaje de futuro. ¿Lo entenderemos?

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