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miércoles, 28 de agosto de 2013

Detrás de los bombardeos punitivos a Siria, ¿petróleo de Irak e Irán?


Bajo la Lupa
Alfredo Jalife-Rahme

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Sirios residentes en Allentown, Pensilvania, se manifestaron ayer contra la intervención de Estados Unidos en su país de origenFoto Ap


Todo está preparado para los bombardeos punitivos desde mar y cielo de la triada atómica de la OTAN –la dupla anglosajona y Francia– contra instalaciones selectivas del régimen de Bashar Assad.

No importa que los inspectores de la ONU aún no hayan encontrado la evidencia ni el agente químico ni al responsable de la gasificación de infantes en Ghouta, en las afueras de Damasco. Todos estos trámites burocráticos de certeza inculpatoria pueden ser dejados para la fase ulterior de intoxicación propagandística.

Desde principios de año el polémico Paul Joseph Watson (infowars.com, 28/1/13) había alertado sobre un ataque de falsa bandera con armas químicas aprobado por Estados Unidos para echarle la culpa a Bashar, según correos hackeados de Britam (contratista militar británico). ¿Será?

Sea lo que fuere, la decisión de bombardear a Siria por la triada atómica de la OTAN, sin contar con la anuencia formal de la ONU, no está en duda, sino sólo su fecha ( The Washington Post, 26/8/13), según afirmó John Kerry, el secretario de Estado, en su diatriba inflamatoria de corte moralista.

El problema de escoger la fecha no es menor: se atraviesa la cumbre del G-20 el 5 y el 6 de septiembre en San Petersburgo, donde el anfitrión es el presidente ruso Vlady Putin, a quien Obama decidió cancelar después una visita oficial a Moscú debido a los estragos del “ affaire Snowden” asilado en Rusia. Por lo pronto, la reunión entre funcionarios de Estados Unidos y Rusia para organizar la reunión de Ginebra 2 sobre Siria ha sido pospuesta. ¿Cancelará también Obama su participación en la deslucida de antemano cumbre del G-20?

Las reverberaciones del asilo a Snowden apenas empiezan a aflorar, en paralelo a las estrujantes filtraciones de espionaje global que han dañado la imagen de Estados Unidos como Estado global orwelliano.

Estados Unidos se ha tomado la molestia diplomática de avisar a los afectados aliados de Bashar –básicamente a Rusia e Irán– de que no habrá cambio de régimen al estilo del linchamiento salvaje de Khadafi en Trípoli. Se trata de un operativo punitivo y, más que nada, disuasivo/preventivo para los supuestos violadores del uso de armas químicas.
La Liga Árabe, en su aplastante mayoría de 22 países compuestos por mayorías sunitas, ha condenado al gobierno de Ba­shar (miembro de la minoría alawita: una excrecencia del chiísmo regional) por el infanticidio con gas, a lo cual se ha sumado Turquía, una potencia sunita regional de primer orden.

Con tanto apoyo moral en la región, la triada atómica de la OTAN posee la coartada perfecta para iniciar sus bombardeos de clásica economía de guerra, que ocurren en una fase financiera delicada: el doble retiro tanto de Ben Shalom Bernanke –de la gubernatura de la Reserva Federal en cinco meses– como de la política de impresión masiva de billetes verdes, cuyo anuncio precautorio ha provocado la fuga de capitales, concomitante a devaluaciones abruptas de las divisas en los mercados emergentes (que incluyen a México, con o sin la controvertida reforma energética).

El aviso de los bombardeos de la triada atómica contra Bashar dispararon los precios de petróleo, oro y plata. Algunos videntes banqueros de Wall Street y la City han de estar haciendo fortunas colosales.

Antes habrá que neutralizar a los opositores de los bombardeos punitivos, principalmente a Rusia e Irán.

Entre tanto, el presidente ruso Vlady se comunicó con el premier británico David Cameron –que no insólitamente con su homólogo Obama– para manifestar que no existen aún evidencias de la autoría de la gasificación de infantes sirios. Sólo abundan las videncias de los multimedia propagandísticos de la OTAN/Israel/G-7.

Han vuelto a resurgir los fantasmas de hace 10 años sobre las mendacidades del equipo bushiano para emprender su guerra contra el régimen de Saddam Hussein bajo la coartada, en ese entonces ya de por sí muy imperfecta, de las armas de destrucción masiva que nunca existieron. ¿Quién se atreve a castigar a Estados Unidos por tan onerosa equivocación?

La revista Foreign Policy (26/8/13) ha recordado coincidentemente que archivos de la CIA prueban que Estados Unidos ayudó a Saddam a gasificar a Irán. So what?

Todo lo anterior representa la coreografía teatral de los bombardeos morales de la triada atómica de la OTAN contra Bashar (hasta antier un querido amigo de John Kerry), que eclipsan las dos verdaderas motivaciones del equipo Obama: 1) la asombrosa visita del príncipe saudita Bandar bin Sultan a la residencia particular de Vlady Putin con una propuesta de arreglo energético compartamentalizado, a cambio de soltar a Bashar ( As-Safir, 21/8/13; Dedefensa, 24/8/13 y The Telegraph: 26/8/13); y 2) la cruda confesión de Anthony Cordesman sobre la geopolítica en juego del oro negro en el Medio Oriente.

Mientras la región medioriental en conjunto vive un gélido invierno árabe, donde destaca la contrarrevolución militar egipcia, arrojan mucha luz las operaciones sincronizadas de la resucitada Al Qaeda en Irak, Siria y Líbano bajo la denominación subregional específica ISIS: Islamic State of Iraq and Al-Sham –Estado Islámico de Irak y Al-Sham (Siria y Líbano)–, bautizado por los multimedia anglosajones como el grupo salafista/takfiri más radical de los sunitas de Al Qaeda ( Financial Times, 18/8/13), que busca derrocar a Bashar y desestabilizar a Irak y al Líbano para la creación de su califato levantino.

Alex Lantier (WWSS, 26/8/13) conjuga la presencia de Al Qaeda –en su específica denominación subregional ISIS– a la inescapable ecuación energética de su plataforma operativa, de acuerdo con Anthony Cordesman, uno de los principales geoestrategas del Centro de Estudios Internacionales Estratégicos (CSIS, por sus siglas en inglés), con sede en Washington, quien, dos días después de la develación de la gasificación de infantes sirios, sentenció: Si Bashar Assad triunfa o sobrevive en forma tal que obtenga el mayor control de Siria, entonces Irán tendrá un nuevo grado de masiva influencia en Irak, Siria y Líbano en un Medio Oriente polarizado entre sunitas y chiítas, y gradualmente empujando a las minorías (nota: los cristianos) al exilio. Esto presentará nuevos serios riesgos a Israel, que nunca más podrá contar con un Assad pasivo (sic). Esto debilitará a Jordania y Turquía y, más que nada, dará a Irán mayor influencia en el Golfo. British Petroleum (BP) estima que Irak e Irán juntos tienen casi 20 por ciento (sic) de las reservas probadas (¡supersic!) de petróleo del mundo, y Medio Oriente tiene más de 48 por ciento.

A juicio de Alex Lantier, Estados Unidos es capaz de organizar gratamente (sic) las muertes de centenas de miles en Siria como hizo en Irak con el fin de conseguir el objetivo de controlar las vastas reservas de petróleo en el Medio Oriente. ¿Será?

Moraleja: hay que tomar muy en serio los análisis geopolíticos de BP, la petrolera depredadora ambiental (válgase la tautología), presunta propiedad de los legendarios banqueros Rothschild, sobre las reservas probadas (sic) conjuntas de Irak e Irán: ¿objetivo primordial de los bombardeos morales de la triada atómica de la OTAN a Siria?
Falta ver las consecuencias del día después.

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