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miércoles, 19 de noviembre de 2014

Huyendo del conflicto con pandillas, jóvenes se arriesgan en los senderos de la migración ilegal



Marcela Belchior
Adital
Los altos índices de homicidios registrados en el municipio de San Pedro Sula (Departamento de Cortés), el segundo más poblado de Honduras y considerado el más violento del mundo, ha obligado a sus jóvenes a abandonar la ciudad en búsqueda de nuevas perspectivas. Ellos huyen del contexto en el que viven acosados por grupos criminales organizados, en especial los traficantes de drogas y de personas, y se arriesgan en las rutas de migración de Centroamérica rumbo al norte del continente. Quién cuenta esta historia es el proyecto "En el camino", de la Red de Periodistas de a Pie, que relata los casos vividos en las fronteras estadounidense.
Según el Observatorio de la Violencia de Honduras, por cada 100 mil habitantes del país, 187 mueren asesinados en San Pedro Sula, es decir, 20 veces más que el estándar mundial de tolerancia de homicidios, que es del orden de 8,8. En el interior del municipio, el barrio Rivera Hernández es el más peligroso. Sólo en 2013, esta localidad registró un promedio de 21 personas asesinadas por mes, en sus 62 colonias, donde viven 150 mil habitantes. "Mencionar en voz alta las palabras Rivera Hernández en un lugar público de la ciudad alarma algunos, que miran con desconfianza y miedo a quien se atreve a romper el tabú", relata el reportaje del proyecto, publicado recientemente.
J. M. y su primo M. S. M. (ambos de 17 años) descansan en el albergue para migrantes en la ciudad de Tlaxcala, México, después de 3 semanas de viaje. Foto: Pepe Jiménez.

Uno de los más recientes casos de violencia en la localidad produjo la muerte de cinco adolescentes. La versión oficial del asesinato señala a las victimas víctimas como miembros del grupo criminal Barrio 18 que, desde la década de 1980, ha mantenido una guerra urbana con el grupo Mara Salvatrucha 13 (MS13), conflicto que proviene de la ciudad estadounidense de Los Ángeles (Estado de California), donde nascieron ambos grupos, hasta Centroamérica [hacia donde fueron deportados].
El reporte cuenta que los jóvenes vivían en la colonia Cielito Lindo. La policía los detuvo "por escándalo público" y, 48 horas más tarde, los soltó en medio del territorio de la MS13, lugar donde esta pandilla se publicita en las paredes con mensajes como "el grupo que no perdona: matamos, velamos y enterramos". Los dos muchachos lograron correr una cuadra [unos cien metros] antes que fueran asesinados a balazos. Uno de ellos trataba de buscar protección en la estación de policía, pero antes de llegar, fue asesinado; el otro fue llevado herido en un vehículo a un hospital y no en una ambulancia. "Donde sí, podrían haberlo atendido para evitarle la muerte", destaca el texto.
"Es evidente que hay un comportamiento sádico de la policía porque ellos saben que dejarlos que salgan y atraviesen sectores [controlados por grupos rivales] contrarios, es como una sentencia de muerte", señala Javier Canales, asistente regional de la Alianza por la Paz y la Justicia, especializado en el análisis de pandillas y grupos delictivos en Honduras. Días después del crimen, estudiantes de la localidad, escoltados por militares, realizaron una marcha por las calles de la ciudad por el derecho a vivir una infancia y adolescencia sin violencia.
Estudiantes de San Pedro hacen marcha contra la violencia. Foto: Rodrigo Soberanes.
La mayoría de los niños y adolescentes que intentan cruzar la frontera se dirige a los Estados Unidos. En este caso, la migración infantil es afectada en una red de corrupción, protagonizada por traficantes de personas, conocidos como "coyotes”, que extienden sus brazos desde Centroamérica hacia el interior de Estados Unidos. "Una telaraña en que casi todos sus hilos son controlada por la delincuencia organizada, especialmente bandas de narcotráfico”, señala el reportaje.
La tarifa [cobrada por esta red] por su "servicio” es una de las más caras de la región, llegando a 5 mil dólares por persona, ofreciendo traslado en autobús de lujo desde San Pedro hasta la frontera mexicana con Estados Unidos. La mayoría de los jóvenes que se arriesgan a esa suerte espera librarse de las amenazas de las pandillas del municipio.
(Informaciones de reportaje de Rodrigo Soberanes Santín)
Conozca el proyecto En el Camino, de la Red de Periodistas de a Pie.
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