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miércoles, 25 de marzo de 2015

Ucrania y la situación geomilitar global según la geopolítica rusa


Bajo la Lupa
Alfredo Jalife-Rahme

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Combatiente del batallón Azov, en Shyrokyne –oriente de Ucrania–, mantiene su posición, el domingo pasadoFoto Ap

En el quinto Congreso Internacional de Vanguardia Científica, patrocinado por la UAM y celebrado en Toluca (http://goo.gl/EZGSNy), Konstantin Sivkov –doctor en ciencias militares y presidente de la Academia de Asuntos Geopolíticos de Rusia– presentó la trascendental ponencia Ucrania y la situación geomilitar global: ¿la advertencia de Gorbachov de una posible guerra nuclear mundial es realista?
El geoestratega ruso colocó en primer plano la factibilidad de una tercera guerra mundial termonuclear, como lo ha advertido Gorbachov (http://goo.gl/zNyPjA).
En una entrevista exclusiva con Ciro Pérez, de La Jornada, Konstantin Sivkov comentó que el potencial nuclear ruso es un “obs­táculo para el dominio global de Estados Unidos (http://goo.gl/5GLGp4)”.
En su ponencia en el congreso, Konstantin Sivkov consideró que existe un choque entre la unipolaridad anglosajona que excluye al restante multipolar, mientras el eje Estados Unidos/Gran Bretaña (GB) que comanda a la OTAN jala a la Unión Europea (UE), que ya se dio cuenta de la trampa en la que se encuentra. De esta fractura global nacen todos los conflictos militares, bajo cubierta religiosa, política y económica.
Hoy tres civilizaciones no occidentales se oponen a la unipolaridad anglosajona: Grupo de Shanghai, BRICS y la Unión Euroasiática de la triada Rusia/Bielorrusia/Kazajstán.
El objetivo anglosajón es aniquilar a Rusia, una superpotencia nuclear que abastece militarmente a los BRICS, que serían así destruidos. Sin contar que el armamento convencional (no nuclear) es de por sí ominoso, Estados Unidos y Rusia poseen cada uno más de 2 mil ojivas nucleares, suficientes para convertir al planeta en un desierto.
Una cosa es el equilibrio militar global y otra es el balance regional cuando el eje anglosajón ejecuta los axiomas del geopolitólogo británico sir Halford McKinder contra Rusia mediante el asa Anaconda (http://goo.gl/RdPQqK).
La ofensiva anglosajona se extiende hoy a Ucrania, Siria y la región yihadista islámica, lo cual intensifica la inestabilidad global y ha creado un eje entre el régimen de Kiev y el yihadismo.
Konstantin Sivkov enuncia que detrás del yihadismo y Al Qaeda se encuentran los servicios de espionaje de Estados Unidos y la UE, pero matiza que Arabia Saudita y Qatar colisionan por la hegemonía del fundamentalismo islámico.
Define las áreas vulnerables de Rusia: el Ártico, Ucrania, China, Asia Central, Bielorrusia, los estados neutrales (sic) europeos y el océano Pacífico.
Hoy Ucrania es el sitio de la guerra suave ( soft war) del eje anglosajón contra Rusia, mientras que las repúblicas separatistas ucranias de Donetsk y Luganks constituyen la línea de defensa de Rusia.
Sentencia que Occidente perdió en Ucrania, pero que pese a ello el régimen pro occidental de Kiev pretende seguir un conflicto que va a perder, por lo que el acuerdo de Minsk 2 es sólo una transición.
Cuando salga derrotada una de las dos partes –Estados Unidos o Rusia–empleará su arsenal nuclear.
Juzga que el ejército de China –que posee vastos intereses en Ucrania–no tiene el alcance militar de Rusia ni de Estados Unidos.
La escalada comporta dos escenarios: 1) una guerra nuclear limitada, donde la UE sería la perdedora, y 2) una solución negociada entre Estados Unidos y Rusia. Juzga que en cualquier escenario Estados Unidos ya perdió.
Dicho sea con humildad, alabó mi ponencia en Moscú del otoño pasado: comentó que mi modelo coincidía mucho con el de los geoestrategas rusos. Aludió al plan Polonia para el reparto de Ucrania con Rusia, en el que Varsovia se queda con la parte noroccidental y Moscú con la parte suroriental que le concede el control del mar Negro con el eje mar Azov/Crimea, el relevante puerto de Odesa y la región de Transnistria (http://goo.gl/AEQMlp).
A su juicio, Ucrania como país unitario no es viable desde el punto de vista económico sin la región suroriental donde yace el importante granero Chernozem y su infraestructura de alta tecnología industrial (aeronáutica, armamento y óptimos centros educativos).
Llama la atención que Konstantin Sivkov haya dado a conocer el plan Polonia del reparto de Ucrania, que divulgó el anterior ministro de Relaciones Exteriores polaco Radek Sikorski, quien confesó al israelí radicado en Londres Ben Judah –quien parece un vulgar propagandista de la amazona Vicky Nuland, asistente del Departamento de Estado para Eurasia–, en un artículo para Politico Magazine, que el “presidente ruso Vladimir Putin tentó (¡supersic!) presuntamente a Polonia para invadir Ucrania con el objetivo de dividir al país en 2013 (http://goo.gl/r1UnGL)”.
A mi juicio, Polonia anda jugando con fuego a su cuenta y riesgo al haberse colocado como punta de lanza del proyecto irredentista de Estados Unidos, más que de la UE, a grado tal que el portal texano-israelí Stratfor la propulsa como la alucinante nueva potencia europea que sustituiría tanto a Alemania como a Rusia (http://goo.gl/iQsHDx).
Jeremy Bender, de Business Insider (http://goo.gl/iIoXBM), aduce que la presunta propuesta rusa para repartirse Ucrania con Polonia es reminiscente de la propia división de Polonia durante la Segunda Guerra Mundial, cuando “la Alemania nazi y la URSS condujeron una serie de divisiones que fracturaron a Polonia, Rumania, Finlandia y los países bálticos entre los dos países bajo el pacto secreto Molotov-Ribbentrop, que sobredimensiona Zbigniew Brzezinski –ex asesor de Seguridad Nacional del ex presidente Carter y hoy íntimo de Obama–, en su conferencia de noviembre pasado en el CSIS: “Formulando un nuevo abordaje de política exterior con Rusia (http://goo.gl/2NZLDA)”.
Todo eso era antes del “ game changer” (punto de inflexión) en Debáltsevo, donde fue humillado el ejército de Ucrania por los separatistas rusófilos de Donetsk y Luganks.
A propósito, Zbigniew Brzezinski diluyó su embriagante vino bélico durante el reciente Foro Bruselas del German Marshall Fund’s, en el que comentó que Rusia está comprometida a construir el imperio, algunos creen que eso es posible, aún más que posible. Pero su debilidad interna y sus problemas económicos no se lo permiten, por lo que necesitamos buscar un balance entre políticas que ofrezcamos en Rusia y al mismo tiempo convencerle que la intersección de una línea particular es demasiado cara por su costo (http://goo.gl/9HG2E2). ¿Cuál será esa línea particular?
El connotado rusófobo de origen polaco-canadiense y hoy estadunidense Zbigniew Brzezinski reconoce que Rusia es una gran potencia (¡supersic!), por lo que tiene alcances en los amplios cambios de la situación geopolítica, de manera que puede implementar su política con Ucrania evitando una confrontación, pero que puede llevar al colapso de la economía de Ucrania.
Zbigniew Brzezinski expresó serias preocupaciones por la alerta de las fuerzas armadas rusas para librar una guerra amplia (http://goo.gl/zDMXWA). Ahora se entiende por qué se esfumo Vladimir Putin 10 días en el mar de Barents.
En una cena privada en Toluca con Konstantin Sivkov, le pregunté a qué equivalía el triunfo de Debáltsevo (http://goo.gl/a7LBmC) y me contestó sin titubear que era un nuevo Stalingrado.
Para los geoestrategas rusos, la tripleta EU/OTAN/UE perdió su guerra en Ucrania.
Facebook: AlfredoJalife

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