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miércoles, 18 de marzo de 2015

Venezuela y nuestros laberintos



José Steinsleger
Luego del decreto ejecutivo imperial que señala a la República Bolivariana de Venezuela como amenaza extraordinaria e inusual a la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos, me dije: esta película ya la vimos. Y en curiosa sincronía, me puse a ver una de espías: El recluta (The recruit, Roger Donaldson, 2003).

A ciertas alturas de la vida, la calidad de un actor pesa más que una trama histórica mil veces contada. En nuestro caso, la de Al Pacino en el rol de un veterano agente de la CIA cuando dicta la primera lección a un grupo de jóvenes interesados en ingresar a la benemérita institución: “En este oficio –les dice– nada es lo que parece”.

¿Y en el de Obama? ¿No que andaba pintándose las uñas para su intervención en la séptima Cumbre de las Américas? (Panamá, 10-11 abril)? Con toda seguridad, alguien le dijo: “Es ahora, míster president. Kirchner y Chávez murieron, Dilma y Cristina están jaqueadas, a Evo y Correa los ajustaremos después, y las izquierdas ‘peligrosas’ no son lo que parecen”.

Subestimación en la que, paradójicamente (y por enésima ocasión), coinciden izquierdas solipsistas y derechas golpistas. ¡Qué arrogante desdén por los pueblos que vienen rescatando al Estado del saqueo neoliberal! ¿Será que el presidente de Ecuador, Rafael Correa, no fue bien entendido al decir que en lugar de una época de cambios vivimos un cambio de época?

A inicios de los noventa, el neoliberalismo consiguió vulgarizar una expresión que todos los tontos hicieron suya: Es la economía, estúpido. Pero luego, con Chávez, vieron que no. Que siempre fue la política, y que la revolución bolivariana había llegado para decodificar las nuevas claves de la época: democracia y derechos humanos (que desde la memoria desenmascaraba las hipocresías del dogma liberal), libertad de expresión para disputar la palabra a los medios que la envilecían, movimientos sociales que reconvertían al Estado en agente activo y central de políticas incluyentes.

A diferencia de otras épocas, no parece que el imperio revertirá fácilmente los pasos dados en asuntos de cooperación económica y entendimiento político: Alba y Petrocaribe (2004); Unasur (2008); Celac (2012), así como la creciente gravitación en las economías subregionales del llamado grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica). Lo que sí parece es que Obama no leyó Las venas abiertas de América Latina, libro que Hugo Chávez le regaló en la quinta cumbre de Trinidad Tobago (2009). En todo caso, no hay problema.

Entrevistado por un periódico español poco creíble, el autor de Las venas... confesó que no volvería a leerlo: “Caería desmayado… Para mí, esa prosa de la izquierda tradicional es aburridísima” ( El País, 5/5/14). Pues bien. Para mí, Las venas… continúa siendo un buen texto para sensibilizar a un joven políticamente despierto. Porque la tristeza que a millones de chicos causa la alienación de sus mayores se ha convertido en un flagelo más preocupante que el cambio climático, el narcotráfico, la depredación ambiental o las amenazas de una guerra nuclear.

Ojo… no sólo entre chicos de familias humildes y burguesas, sino también en hogares donde el papá, acomodando el sillón principal en el sentido de la Historia, dice a sus hijos con gravedad: Marx os ama. Pero si de Él reniegan, malditos seáis por siempre. ¡Híjole!… ¿No es como para suicidarse?

Como era de esperarse, las derechas celebraron la torpeza de Obama, y la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) cumplió con lo suyo: no al injerencismo. Mas, ¿cuál será el clima en la cumbre, con Venezuela agredida y Cuba alistándose para asistir al aquelarre por primera vez, mientras en La Habana dialoga con el Departamento de Estado para normalizar relaciones?

A no sorprendernos si, en el recambio de una satanización por otra, Obama anuncia el fin del bloqueo económico a la isla, quitándola de la nómina de países terroristas. En tal caso, algunos gobernantes brindarán una ovación, otros susurrarán un día histórico, y en actas quedará que el recluta no pidió perdón por maltratarlos a todos con su agresión a un país hermano.

En tanto, por abajo, los nuevos vientos del sur siguen barriendo con las izquierdas y derechas sin votos, y el chovinismo de las unas y otras. Con la fatuidad narcisista del intelectual omnisciente, y las declaraciones finales que se formatean antes de empezar el gran debate. Y, por sobre todo, las prospectivas escatológicas del sistema-mundo-capitalista, que parecen redactadas por los futurólogos de la internacional rosacruz (ala revolucionaria).

En ese contexto, la existencia de Unasur sintoniza con el proceso de emancipación subregional, reconociendo su punto de partida en la revolución bolivariana (1999), y el ejemplo de Cuba en más de medio siglo de heroica resistencia antiimperialista.

El pueblo bolivariano de Venezuela vencerá. Pero vencerá porque junto con él avanzan las juventudes políticas que construyen democracia con poder real, y estados incluyentes. Comandante: ¿me equivoco, o nada es lo que parece?

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