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domingo, 27 de marzo de 2016

Errores de los gobiernos progresistas de Latinoamérica


Dentro de la dialéctica política emergente en Latinoamérica, vemos que existe una movilización de los grupos de derecha para retomar el poder en los distintos países, y para esto están haciendo uso de todos los recursos posibles. Los grupos de poder económico de los países del norte desean ver otra configuración política en el esquema de los gobiernos de América Central y América del Sur y para esto están utilizando todo su poder económico (con riesgo de que también hagan uso de su poderío militar, con graves consecuencias para la ciudadanía) para someter a los regímenes, por lo tanto, a los países con gobiernos progresistas.

Lamentablemente, esto también se ve estimulado por ciertas brechas o fallas que se van presentando en ciertos gobiernos progresistas que van minando su propia subsistencia. Si bien, el gobierno norteamericano y sus aliados están gastando ingentes cantidades de dinero para hacer caer a los gobiernos progresistas, algunos de estos gobiernos lamentablemente no tienen un blindaje adecuado para mantenerse en el poder o han perdido su blindaje por corrupción o una mala gestión. Hoy vemos a varios gobiernos con serios problemas para continuar con una gestión adecuada.  Son muchas fallas que aparecen, y entre algunas de estas falencias se pueden destacar:

  1. Gente incapaz en la gestión estatal: En su afán de copar todas las instancias del estado con miembros del partido, algunos gobiernos han contratado y/o contratan a personas que no tienen un perfil profesional adecuado. En muchos casos, esos individuos no tienen la capacidad de liderazgo y/o conocimiento para ser cabezas de un proceso de transformación. A esto se suma la contratación de parientes, allegados o amigos que tampoco tienen el perfil para ocupar un puesto, y por lo tanto, llegan a ser funcionarios ineficientes.  Entonces, esto provoca, en muchos casos, que se contrate gente incapaz, mal preparada, y sin bases para el puesto que ocupa. Así, con el tiempo, la “mala gestión” se hace rutina y el gobierno empieza a hacer aguas en distintas reparticiones.
    Ejemplos de países con ese problema lamentablemente abundan. Varios de los gobiernos progresistas se han olvidado de realizar una selección de personal que garantice que los cargos públicos sean ocupados por gente experta y que conozca técnica y operativamente las funciones y tareas pertinentes. Los líderes máximos podrían ser del partido, pero aquellos que hacen el trabajo de mandos medios y de personal operativo, deberían ser gente preparada para liderar en el trabajo y para realizar adecuadamente las tareas encomendadas.
    En Bolivia, el gobierno de Evo tiene gente muy capaz en ciertos sectores estratégicos, como en la parte de la macroeconomía, pero en otros sectores están como líderes sujetos con deficiencias muy marcadas y por lo tanto, su gestión es pésima. Por los malísimos resultados de esos líderes, entre las razones de más peso, el MAS ha perdido en las últimas elecciones municipales y de gobernación en varios departamentos y municipios. Si la ineficiencia en la gestión pública no es tratada con la contratación de gente capaz e idónea (sin ser necesariamente del partido en función de gobierno) entonces, la mala gestión horadará cada vez más la gestión del gobierno central, departamental y/o del municipio, con consecuencias negativas para el partido en función de gobierno.Y al revés, si el pueblo ve las buenas obras que surgen de una buena gestión, entonces, otorga un blindaje más consistente contra los embates de la derecha.
     
  2. Corrupción en distintas esferas: Lamentablemente, la corrupción sigue siendo el “cáncer” que los gobiernos progresistas enfrentan todos los días. Independiente de la guerra de desinformación que genera el sistema hipercapitalista donde se tilda a todo aquel que sea contrario al dicho modelo como siendo corrupto, se ve y se observa lastimosamente, que sí hay gente corrupta encaramada en distintos sectores de los gobiernos progresistas, y la gente de la calle lo percibe en su diario vivir. De pronto una persona que viene siendo funcionario o autoridad y que ayer tenía apenas lo necesario para vivir, ahora se presenta como un sujeto que tiene varias casas, autos, negocios y mucho dinero.
    En Bolivia, el gobierno de turno, está con sospechas de corrupción en las altas esferas. Y el sol no se puede tapar con un dedo, por lo tanto, la desconfianza abunda, y la descreencia de las clases medias en las autoridades del gobierno aumenta. Entonces, en algunos sectores la imagen del MAS, partido de gobierno, cambió en 180 grados en cuanto a la corrupción.
    En la primera etapa de la gestión de este gobierno se había combatido la corrupción y muchos corruptos fueron llevados a la cárcel (incluyendo autoridades y ejecutivos del propio MAS). Desde funcionarios de bajo rango a alto rango sufrieron el castigo. Y por esto, la confianza del ciudadano se mantuvo incólume. Sin embargo, hoy se puede conjeturar o quizá afirmar que existen autoridades estatales y departamentales que viven dentro un sistema de corrupción “formalizado”.
    Por ejemplo, en ciertas entidades estatales y municipales, se observa que una buena parte de los contratos con empresas, tienen precios sobredimensionados, y la adjudicación de proyectos incluye pago de sobornos, con porcentajes, sobre el total, que varían entre el 10 y el 20 por ciento. Y esto viene de gestiones pasadas, de ciertas autoridades que instituyeron esos sobornos, tanto de derecha como de izquierda. El Ministerio de Transparencia hace muy poco para controlar este “descontrol”. Sin embargo, el gobierno del MAS tiene la oportunidad de resarcir su deuda con la transparencia, y tiene que generar una gestión más efectiva y transparente en lo que va del 2016 al 2019.
    Si esto no ocurre, seguramente tendremos en Bolivia a otro partido tomando el poder en 2020. Si bien la falta de valores provoca que un sujeto sea susceptible a corromperse, un sistema desigual e injusto provoca también que la gente se corrompa. El hipercapitalismo o capitalismo salvaje promueve la corrupción desde la raíz del propio sistema, cuando refuerza la existencia de antivalores como el acaparamiento, el individualismo, el egocentrismo, la separatividad, el deseo desenfrenado (por el dinero y el poder), y otros, que corroen la personalidad humana.
    Si los gobernantes no tienen valores positivos asimilados, entonces, son presa fácil de la corrupción.
     
  3. Mantener con “oxígeno” a los grupos de derecha: A partir del mal manejo de un estado, de la corrupción imperante, del rol de títeres de un sistema, del entreguismo de los recursos y otras fallas, los grupos de derecha quedaron sin oxígeno en los distintos países, y se desgastaron a tal punto que perdieron en elecciones y los grupos progresistas empezaron a tomar el poder. Sin embargo, esta falta de oxígeno no los aniquiló. Estos grupos se mantuvieron y se mantienen agazapados para volver a retomar un rol preponderante en los procesos políticos de los distintos países. Si un gobierno fuera perfecto en su gestión, seguramente el oxígeno sería mínimo para los grupos de derecha que los mismos morirían de inanición.
    Sin embargo, ningún gobierno es perfecto, y estos grupos aprovechan de los resquicios que puedan aparecer para tomar oxígeno y volver a la luz. Por otro lado, lamentablemente el sistema capitalista los mantiene vivos a través de la inyección de recursos económicos que reciben de forma espuria y de manera continua. Y en periodos eleccionarios, reciben  ingentes cantidades de dinero que prácticamente los hace resucitar.
    Un estado democrático involucra la participación de todo grupo político, de cualquier ideología, en el quehacer político de un país. Esto posibilita la participación de grupos de derecha, centro o izquierda en elecciones nacionales y en la gestión de gobiernos. Cada grupo obedece a ciertos lineamientos económicos, sociales y políticos en un contexto donde los distintos sistemas socioeconómicos se traslapan.  Y en democracia libre todos los grupos políticos tendrían que participar, sin embargo, cuando observamos procesos electorales en países con gobiernos de derecha, lo que se hace es intentar ahogar a todos los partidos de izquierda para que no tengan ninguna chance de ganar.
    Usan mecanismos sutiles y/o directos para evitar que los grupos progresistas puedan ocupar un espacio político y menos llegar a tomar el poder. En la realidad actual, cuando uno observa la mayoría de gobiernos en Latinoamérica tienen un tinte progresista y su origen es de izquierda. Sin embargo, la izquierda emergente no es más aquella izquierda dogmática, presa a principios bastante caducos, y que mostraron su fracaso a partir de la caída de la ex Unión Soviética. Llegó la hora de los cambios; la transformación hacia sociedades más justas y equitativas se va dando, y el sistema hipercapitalista va cayendo, aunque sea de tumbo en tumbo.
    Los grupos de transformación no deben claudicar y deben impulsar el surgimiento de gobiernos progresistas en todo el mundo. Quitar el oxígeno a la derecha, no involucra represión, menos falta de libertad de expresión. Significa mostrar lo que la derecha involucra en sus falencias, mostrar sus características reales con hechos e información real.
    Y es por la decadencia de los grupos de derecha que las izquierdas ganaron en elecciones en los distintos países de Latinoamérica y del mundo; porque la derecha se mostró conforme es, depredadora. Esto quiere decir que un neoliberalismo distorsionado sustituyó al propio neoliberalismo y el capitalismo se convirtió en un hipercapitalismo (capitalismo salvaje) sustentado por una política general de neolatrocinio para enriquecer a un grupo pequeño de magnates. Difícil quitar esta marca o huella del capitalismo actual, sin embargo, a través de la desinformación, el sistema pretende engañar y hacer creer que la derecha es “práctica” y que los gobiernos progresistas son “populistas”.
    Quitar oxígeno a la derecha involucra que el gobierno progresista genera obras que todo el mundo lo ve. Obras útiles para la transformación de la sociedad. “Obras limpias”, donde no ingresó la mano de la corrupción. Cuando hay corrupción en las licitaciones, en la adjudicación y en el proceso de construcción de las obras, las mismas pierden su “cualidad” y son vistas como fruto y producto de “manos sucias”.
    Entonces la obra se degrada.Y el gobierno pierde credibilidad. Entonces, es importante no dar oxígeno a la derecha manteniendo una gestión impecable, sin corrupción, y con una voluntad de transformación de la sociedad.
     
  4. Falta de una ideología integral y transformadora: Cuando se inician las campañas los grupos de izquierda, muestran tener una ideología que llegaría a ser el inyector que iría a provocar un desarrollo positivo de un país. Sin embargo, cuando llegan al poder se nota que la “ideología enmarcada” es simplemente un cliché, y la realidad muestra a funcionarios sin ideología, menos con una sentido de servicio al pueblo.
    En ese momento, estos funcionarios parecen haber sido hechos con el mismo corte que aquellos funcionarios de gobierno de derecha.
    No hay diferencia en la actitud ni en el comportamiento, entonces, hay un vacío ideológico. Asimismo, se oferta una mejor sociedad al votante, y cuando se consigue al poder se hace poco para obtener los ideales de una sociedad socialista democrática. Y pareciera que los propios gobernantes progresistas, pierden el hilo conductor, y se distraen con el manejo inadecuado del poder.Se habla hoy de socialismo (socialismo democrático, socialismo del siglo XXI, socialismo espiritualista, socialdemocracia, socialismo reformista, etc.) con una inquietud de haber dado un salto cualitativo respecto a lo que fue el socialismo marxista-leninista. Esta inquietud se va haciendo realidad en gobiernos progresistas, cuyos líderes, dan un primer paso, un segundo paso, pero algunos lamentablemente se detienen (por falta de creatividad, por impotencia, por temor, etc.), retroceden (porque el líder y sus colaboradores se dejan convencer licita o ilícitamente por intereses “extraños”) o se desvían (por ignorancia, por orgullo y vanidad personal, por corrupción, etc.). De todas maneras, la idea de sociedad socialista está inundando el planeta por las necesidades emergentes, por las proyecciones de una sociedad humana mucho más equitativa, y por una sociedad transformadora que lleve al Hombre hacia su esencia. Solo se puede entender una sociedad verdaderamente espiritualista en un entorno socialista, y por esto los gobiernos progresistas deben sembrar la semilla de forma continua, para lograr una colectividad mejor.

Mientras la humanidad siga en su camino hacia el desarrollo evolutivo, los errores podrán emerger, sin embargo, a partir de corregir esos errores, siempre se podrá reencaminar las inquietudes del ser humano. Las ideologías son como las flores, para un tiempo, y son evidentemente temporales. Es necesario plasmar nuevos senderos, nuevas ideologías, para forjar una sociedad que vele por la evolución del hombre y de los distintos reinos de la naturaleza. Es necesario plasmar la idea de que la fusión de la materia y el espíritu posibilitan el surgimiento de una Luz Mayor y que esto inunde la mente de los hombres y las mujeres para que recuperemos la noción de que los humanos que vivimos en este planeta somos una FAMILIA.

- Iván Prado Sejas es psicólogo, escritor, docente universitario y presidente del PENCOCHABAMBA.


http://www.alainet.org/es/articulo/176282  

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