El 7 de octubre fue elegido el nuevo jefe del Partido Quebequense (PQ), la principal agrupación política defensora de la independencia. El diputado Jean-François Lisée obtuvo el 50.5% de los votos emitidos por los miembros de su partido. “Tengo la absoluta convicción de que para lograr la soberanía, es necesario seguir el camino que he propuesto”, señaló en su discurso de victoria.
Las banderas de Quebec y Canadá. Foto: Especial
Las banderas de Quebec y Canadá. Foto: Especial
Asimismo, a finales de septiembre fue lanzado oficialmente el Instituto de investigación sobre la autodeterminación de los pueblos y las independencias nacionales (IRAI, por sus siglas en francés), un centro que aspira a convertirse en el think tank soberanista.
El 30 de octubre de 1995, Quebec estuvo muy cerca de separase de Canadá. En el referéndum –el segundo en la historia de la provincia francófona– la opción por el ‘No’ se impuso con 50.6% de los sufragios. En el referéndum de 1980, los quebequenses deseosos de permanecer dentro de Canadá habían obtenido 59.6%. Después los soberanistas han tenido años complicados. Además de la decepción producida por el cerrado resultado de 1995, rencillas al interior del PQ, el discreto apoyo de los jóvenes y discusiones en torno a la identidad quebequense han mermado en el proyecto.
Un millonario independentista
Luego de la derrota en el referéndum de 1995, el PQ continuó en el gobierno hasta 2003. En ese año el Partido Liberal de Quebec, de tendencia federalista y dirigido por Jean Charest, llegó al poder. El PQ volvería a gobernar la provincia en septiembre de 2012 a través del liderazgo de Pauline Marois.
Sin embargo, Marois y su agrupación recibieron una paliza electoral en abril de 2014. Uno de los factores de esta derrota fue evitar hablar de un nuevo referéndum, algo que molestó a los sectores más duros del partido, y la propuesta de una carta de valores quebequenses para defender la laicidad, idea no exenta de polémicas. Philippe Couillard, líder de los liberales, ganó la elección con facilidad en aquel 2014 y funge hasta la fecha como primer ministro.
El PQ debía digerir los peores resultados electorales en su historia y estaba huérfano de liderazgo. Un millonario apareció como la figura de la esperanza. Pierre Karl Péladeau había ganado un escaño como diputado en las funestas elecciones para el partido en 2014. Con la renuncia de Marois, se presentó como el líder que el PQ necesitaba. Péladeau es uno de los empresarios más prominentes de Quebec gracias a Québecor, grupo que participa en la edición de revistas y periódicos, la televisión por cable, los servicios de telefonía e internet y la producción de espectáculos.
“Mi mayor compromiso es hacer de Quebec un país”, expresó Péladeau hasta la saciedad. Su mensaje caló hondo: venció con comodidad en las elecciones internas de su partido, convirtiéndose el 15 de mayo de 2015 en el nuevo líder del PQ y en principal promotor del estandarte soberanista.
La situación resultaba paradójica: un proyecto tradicionalmente relacionado con causas progresistas estaría dirigido por un millonario con fama de conservador.
La ilusión duró casi un año: el pasado dos de mayo, Péladeau anunció su retiro de la vida política por motivos familiares. Así, el PQ recibió un nuevo golpe.
Lisée y sus planes
Jean-François Lisée tiene 58 años y es considerado uno de los políticos más cultos y sagaces de los últimos tiempos. Fue periodista en medios escritos y después fungió como consejero de algunos primeros ministros. Luego publicó diversos libros, donde ha expuesto sus ideas sobre la soberanía y el futuro socioeconómico de la provincia. Ganó un escaño como diputado por el PQ en las elecciones de 2012 y ocupó el puesto de ministro de relaciones internacionales de Quebec. A su imagen de hombre de ideas también se le suma cierta arrogancia.
Las encuestas no favorecían a Lisée en un principio, pero supo transmitir un discurso que fue convenciendo poco a poco a los militantes de su partido. Si algún candidato hablaba de la voluntad de convocar a un nuevo referéndum apenas recuperado el poder por el PQ y si otros más no dejaban clara su postura al respecto, Lisée prometió no organizar una consulta con premura. Señaló que es necesario vencer en primer lugar a los liberales y en un segundo mandato intentar la independencia.
Éric Bélanger es profesor de ciencia política en la Universidad McGill. Consultado por Apro, señaló que la estrategia por etapas de Lisée ha sido vista con buenos ojos: criticar a mansalva a los liberales, presentarse como la mejor opción para arrebatarles poder, ganar las elecciones y unir posteriormente a todos los grupos soberanistas para convocar a un referéndum.
Otros planteamientos le fueron igualmente exitosos. Recordó en varios mítines que el PQ debe defender con ímpetu un modelo socialdemócrata que se oponga a recortes en servicios para la población y apoye iniciativas de larga data, como es el caso de la red de guarderías públicas.
De igual manera, Lisée ha propuesto que el número de solicitudes de inmigración descienda por unos años, a modo de asegurar mejores condiciones de empleo y de adaptación para los recién llegados.
Reflexionar sobre la independencia
Durante sus meses como líder del PQ, el millonario Pierre Karl Péladeau manifestó la necesidad de contar con un organismo que contribuyera en la reflexión para la causa soberanista. El pasado 29 de septiembre, Péladeau cumplió con su palabra. Ese día fue lanzado oficialmente el Instituto de investigación sobre la autodeterminación de los pueblos y las independencias nacionales.
Pese a que Péladeau ya no participa directamente en política, este centro fue promovido por él y funciona gracias a un préstamo salido de sus bolsillos. Lisée reconoció el valor de esta iniciativa en el evento.
Dirigido por Daniel Turp, profesor de derecho en la Universidad de Montreal, el IRAI contará con varios ejes de estudio gracias al trabajo de un grupo de investigadores, destacando las perspectivas económicas de un Quebec independiente y la relación entre el proyecto soberanista y los jóvenes.
“Este centro da muestra de la capacidad del movimiento independentista para convocar a diversos sectores partidistas, de la sociedad civil y del mundo académico para ayudar a que Quebec se convierta en un país”, señaló Turp en conferencia de prensa.
Además, el IRAI servirá para difundir los resultados de estos trabajos entre la población, organizar mesas de reflexión y entrar en contacto con grupos de otras latitudes que persiguen los mismos fines, como sucede en Cataluña, el País Vasco y Escocia. Turp y su equipo muestran optimismo a pesar de que el sueño soberanista quebequense parece lejano.
Luego del referéndum de 1995, las encuestas han mostrado que la idea soberanista continúa seduciendo a alrededor de 35% de los quebequenses.
Sin embargo, sondeos recientes indican que el porcentaje ha ido a la baja. La independencia ha dejado de figurar como un asunto mayor para gran parte de los habitantes de esta provincia francófona. Temas como la economía y el medioambiente reciben más atención que una nueva aventura soberanista.
Un sector alejado de ello es la juventud, a quien el referéndum de 1995 le parece muy lejano. Sébastien Fréchette, más conocido como Biz, forma parte de Loco Locass, grupo de hip hop con gran fama en Quebec. En entrevista, Fréchette –aguerrido defensor de la causa soberanista– expresa lo siguiente: “Un grave error que hemos cometido es dar por sentado que los jóvenes respaldan nuestra lucha. Necesitamos establecer un diálogo con ellos para abordar los puntos a favor del movimiento”.
El profesor Bélanger comenta que el movimiento independentista tuvo la capacidad de movilizar a dos generaciones. La primera vez fue en los años setenta, por medio de la lucha para disminuir el retraso económico de los quebequenses y defender la lengua francesa. La segunda ocurrió en los noventa, debido a la cerrazón de Ottawa para reconocer a Quebec como una sociedad distinta.
Para Bélanger, no existe actualmente un factor de movilización que permita lograr los apoyos de la joven generación. Se busca recurrir al tema de la identidad, debido al alto número de inmigrantes y a valores religiosos vinculados con algunos de sus grupos, pero dicho elemento no favorece la movilización de la actual generación, quien está acostumbrada a vivir en una sociedad variopinta.
Si de inmigrantes se trata, el movimiento soberanista no ha logrado incluir a la mayoría de los recién llegados dentro de sus planes. Después de todo, las personas que se instalan en Quebec difícilmente apoyarían un proyecto de país sin sentirse incluidas. Lisée ha señalado que buscará tender más puentes con los inmigrantes que se identifiquen con los valores quebequenses. En su campaña abordó en varios momentos el tema de la identidad como factor fundamental para la independencia, subrayando aspectos como la lengua, la historia, la igualdad entre hombres y mujeres y la laicidad.
Las próximas elecciones en Quebec están programadas para octubre de 2018. En caso de que logre la victoria, Lisée tendrá luego que convencer a los demás grupos que apoyan el proyecto soberanista para intentar una vez más la aventura. Cabe destacar que el primer artículo de la carta fundacional del PQ establece como su objetivo principal la independencia.
Incluso imaginando un triunfo del PQ en 2018, existen dos elementos que dificultan seriamente el éxito de un nuevo referéndum. El primero de ellos es que a raíz de lo ocurrido en 1995, el gobierno canadiense cuenta desde el 2000 con la denominada Ley de Claridad. En ésta se estipula, entre otros puntos, que el parlamento federal debe autorizar un nuevo referéndum y que cualquier intento de secesión deberá negociarse con todas las provincias. De esta forma, no es posible que un partido que controle la asamblea quebequense convoque a una consulta sin el aval de Ottawa.
El segundo elemento es Justin Trudeau. No son pocos los electores quebequenses que ven con buenos ojos a un primer ministro canadiense alejado del catecismo de los conservadores, a pesar de que Trudeau –como su famoso padre– ha estado en contra de todo lo que haga alusión a las reivindicaciones nacionales de Quebec.
Lisée ha ganado la primera batalla, pero le esperan muchas más en sus deseos de sumar un nuevo país al concierto internacional.