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miércoles, 30 de noviembre de 2016

Orígenes del trumpismo desde el siglo XVII y su Estado supremacista blanco del siglo XXI


Bajo la Lupa
Alfredo Jalife-Rahme
La Jornada 

Foto
Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos, 
y el político Mitt Romney, cenan en el restaurante 
Jean Georges, ayer en la ciudad de Nueva YorkFoto Afp
No fue el fin de la historia de Fukuyama ni el fin de su histeria propagandística, a sueldo del Departamento de Estado, donde fue empleado. La maligna propaganda suele fenecer ante el pensamiento crítico cartesiano/kantiano –quintaesencia de la sindéresis occidental– y el juicio de realidad: suprema herramienta de la salud mental.
La globalización financierista, transmutada en ciberalquimia, hoy sucumbe a los ciclos y reajustes económicos/demográficos de los fallidos experimentos de ingeniería social que marginaron a 99 por ciento de la población mundial, cuya mayoría todavía vota en el ambiente de una simulación de democracia teledirigida (en el doble sentido).
La globalización financierista se esfuma en los dos centros de su perniciosa creación por el binomio Thatcher/Reagan que empieza a ser erradicado en su epicentro por el Brexit y el trumpismo: repliegue de EU de sus aventuras bélicas/económicas globales, que hoy se encapsula en su núcleo primigenio (https://goo.gl/M4aGvs) de un Estado supremacista Wasp (White Anglo Saxon Protestant).
Lejos de los arrebatos pasionales, en términos comparativamente racionales, no existe distinción alguna entre la consolidación del Estado apartheid/racista/paria de Israel, de hegemonía monorreligiosa/racial impuesta en su Constitución –68 años después de su creación, gracias a los apoyos de los banqueros sionistas ingleses– con los amagos del Estado blanco anglosajón, donde los mexicanos serían el equivalente de los expulsados palestinos de su tierra original (https://goo.gl/e0wGib), como aboga el gran aliado de Trump, el primer ministro Bibi Netanyahu, desde hace 23 años, en su libro ultrarracista Un lugar entre las naciones: Israel y el mundo (https://goo.gl/9ADb8m)”.
El manejo de los migrantes mexicanos por Trump y de los desarraigados palestinos por Netanyahu es simbiótico (http://goo.gl/uOB3rk). El sionismo es gemelo del trumpismo.
Gran parte del ascenso del trumpismo se debió a la alienación de los Wasp ante al irresistible ascenso demográfico de los “hispanos (17.6 por ciento)” –cuyo 81.1 por ciento son mexicanos (https://goo.gl/IOXBIv)– y el descenso dramático de la todavía mayoría blanca: 61.6 por ciento (https://goo.gl/q0Aqo1).
El gurú ideológico del trumpismo es Richard Spencer (RS), quien preside el National Policy Institute, y sostiene que su movimiento altright está animado por un sentimiento común de desposeimiento (sic) de los blancos. Alega que “quizá el mismo Trump no entiende por qué fue electo (https://goo.gl/yQRxqc)”.
RS propone crear un Estado etnoblanco, eminentemente europeo, como sede del movimiento nacionalista blanco, frente a los “hispanos (https://goo.gl/F4DmA3)”.
La gran mayoría de quienes festejan el Día de Acción de Gracias en EU y ahora, en forma grotesca, hasta en México, país de mayoría católica, se extravía en su inducido consumismo neoliberal al ignorar su significado puritano, del fundamentalismo protestante anglosajón: proveniente del desembarco de colonos ingleses del barco peregrino Mayflower, en Plymouth, en 1620, con su correlación geopolítica en el continente americano, como publica Stratfor –que se ostenta como la CIA de los empresarios– hace dos años y vuelve a republicar ahora (https://goo.gl/3JvdTq).
La colonización puritana de Nueva (sic) Inglaterra representaba tanto un refugio contra las represalias españolas como “un empuje colonial hacia el corazón del territorio español (Léase: Florida, la Nueva (sic) España, el Reino (sic) de Yucatán, el Reino de Guatemala y el Caribe, donde la isla puritana de Providencia (sic) –no es gratuito su nombre protestante– jugaría un papel especial que finalmente fue un fracaso.
En el siglo XVII, Inglaterra pasaba por un periodo de enorme inestabilidad debido a su guerra civil de 1642 y luego al regicidio de 1649, el cual, curiosamente, no tuvo el impacto universal del regicidio francés de 1789. La implantación de colonias puritanas en Plymouth, Bahía de Massachusetts y hasta la isla Providencia en el Caribe formaba parte de una estrategia geopolítica puritana más amplia para resolver los problemas de Inglaterra.
La isla Providencia, de sólo 17 kilómetros –que hoy forma parte de Colombia y se ubica en la costa Miskito de la Nicaragua moderna–, se encontraba en el corazón del Caribe español y estaba destinada a alterar la geopolítica de Centroamérica para colocarla bajo control ingles, a juicio de Stratfor.
El proyecto colonizador en isla Providencia, centro bucanero inglés, fue un fracaso frente al operativo militar español, mientras los puritanos florecieron en Nueva (sic) Inglaterra, principal componente regional para las 13 colonias fundacionales y, por ende, de EU, que constituyó el centro de un orden agrícola sustentado en granjeros y familias individuales y luego en su poder manufacturero, que hoy revive el trumpismo en sus dos componentes: rural y manufacturero.
La guerra civil inglesa, que enfrentó al Parlamento de Cromwell con la monarquía, se debió en gran medida a la orientación de la Iglesia de Inglaterra de la que los puritanos deseaban purificar la religión nacional de sus rastros católicos (sic).
En el Parlamento predominaban facciones puritanas poderosas cuando la católica España representaba el mayor problema estratégico para Inglaterra en el continente. Los protestantes ingleses se sentían bajo la amenaza constante de los poderes católicos en Europa.
Es asombroso, desde el punto de vista analítico, que la célebre guerra religiosa de los 30 años haya arrancado en 1618: dos años antes de la expedición puritana del Mayflower.En ultima instancia, el objetivo inglés puritano era apuntalar la posición de los protestantes en la Guerra de los 30 años–que colocó a protestantes contra católicos en los estados germánicos– mediante su colonización de Plymouth/Bahía de Massachusetts/Isla Providencia.
Dejo de lado las conquistas de Holanda, que se había liberado de España, y de Suecia, como potencias navales europeas en ese momento, para centrarme en la penetración de los puritanos de Inglaterra, que gozaba de una ventaja demográfica, en el Nuevo Mundo, Norteamérica en específico.
A juicio de Stratfor, un grupo de líderes puritanos en el Parlamento, quienes luego jugarían un papel pivote en la guerra civil inglesa, se enfocó en los factores geopolíticos que perturbaban a Inglaterra entre los que se encontraban primordialmente las finanzas del poder español, por lo que diseñaron el establecimiento de un conjunto de expediciones coloniales puritanas en el continente americano que servirían simultáneamente para desalojar a España de su imperio colonial y enriquecer a Inglaterra, alterando el equilibrio geopolítico.
Los puritanos de 1620 proseguían la misma estrategia de Elizabeth I, 35 años atrás, con su séquito de bucaneros que saqueaban los tesoros españoles en el Atlántico y el Caribe, cuando las conquistas de España y Portugal en el continente americano habían repercutido en la ruptura del equilibrio de poder en toda Europa.
Trump y RS son los hijos Wasp del Mayflower casi cuatro siglos más tarde.
Facebook: AlfredoJalife

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