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lunes, 19 de diciembre de 2016

American Curios Gritos de luz



David Brooks
La Jornada
Buscar luz en la oscuridad estadunidense en esta temporada navideña no es fácil. Mientras analistas y expertos debaten si el país está en manos de un neofascista o tal vez sólo un demagogo autoritario, si esto es o no una tragedia para una democracia (todo depende de cómo se define tragedia o democracia en este país), y se evalúan las implicaciones para todos dentro y fuera del país, las ciudades están alumbradas, las tiendas reales y virtuales hacen gran negocio y la música sagrada-comercial inevitable en estos días inunda los sentidos.
Dentro de este país, ante el festejo de ultraderechistas y conservadores casi como de escenas de películas espectaculares sobre el fin del imperio romano, entre organizaciones de trabajadores, minorías, inmigrantes y más, cunden la angustia, el temor y la furia mientras buscan protegerse ante las promesas de perseguirlos y destruirlos. Aparecen cada vez mas esvásticas y se reportan más crímenes de odio. Desde la Torre Trump cada declaración ambigua pero amenazante, cada nombramiento al gabinete confirma las razones para alarmarse.
Desde afuera, políticos y cancilleres de todas partes del mundo llegan a ver cómo hacen contacto, ya no con los representantes del gobierno estadunidense, sino con los familiares del rey electo en su torre. Muchos representantes de gobiernos se hospedan ahora en el recién inaugurado Hotel Trump en Washington, a unas cuadras del próximo hotel de la cadena: la Casa Blanca, para intentar complacer al dueño. Todos se subordinan, o por lo menos no se enfrentan: ¿no sucedió algo parecido a principios de los 30, al surgir algunos de los hombres más peligrosos del mundo en Europa?
Más aún, junto con este fenómeno –y dicen que está sucediendo algo parecido en otros países–, entre los que deberían de ser aliados, entre los que deberían hacer todo para fortalecer lo que se ha construido de manera conjunta para aportar algo al bien común, algunos se voltean en contra de los suyos, contra colegas, compañeros de trabajo y defensores de principios nobles. De repente estallan rencores, resentimientos, frustraciones y más. No necesariamente se echan la culpa entre sí, pero casi. Se equivocan sobre quién y dónde está el enemigo. Lo que sí se escucha son las carcajadas del diablo frente a todo esto.
Algunos –aunque aún no suficientes– suenan las alarmas, pero no sucede lo necesario. Aparentemente la pregunta ya no es cómo frenar lo que viene, sino sólo cómo abordarlo, incluso para algunos, cómo adaptarse a la nueva realidad, aunque ésta parezca una sátira grotesca.
En los días más oscuros del año, las más antiguas tradiciones ofrecen historias de la búsqueda de luz justo en esta temporada. Velas y estrellas, decoraciones que reflejan luces, iluminación con millones de foquitos, el verde de los pinos siempre verdes que permanecen entre la aparente ausencia de señales de vida en la tradición nórdica, el ofrecimiento de posadas y regalos, cuentos, música y bailes. Ahora todo eso se necesita con mayor urgencia en este país, justo para contrastarlo con las fuerzas oscuras que proclaman su triunfo, algunos insistiendo en que Dios está de su lado.
Ante ello, aquí ofrecemos un regalito para estos días, una especie de grito en la oscuridad, algo para acompañar, para ayudar a aguantar y resistir lo que está invadiendo a este país con consecuencias en todos los rincones del planeta: es un intento de hacer un sonido de luz, y de interrumpir noches demasiadas silenciosas. Es reiterar eso de que si ellos no nos dejan soñar, no se les debe permitir dormir (de la consigna de los indignados en España) y para contribuir a ese ruido aquí presentamos una ruta sonora (muy incompleta) para ayudar a enfrentar lo que viene:


Un reportero que pretende ser DJ es preocupante, aunque ahora con nuestro gran avance tecnológico nos dicen que podemos ser multimedia, y así de repente el texto impreso se puede volver radio. Aún no queda claro si tales avances ayudan o no (dado lo que hemos tenido que reportar desde Estados Unidos durante los últimos meses), pero en este caso esta selección de sonido puede resultar como un comentario mucho más atinado y por supuesto mas lírico que lo que uno podría escribir. Ahora les toca a los compañeros visuales ofrecer algo para estos tiempos (y así, zas, seremos multimedios).
Las rolas –rock, punk, rap, blues, folk, y música de otras esquinas del mundo, algunas de los años 30 (pero cantadas hoy día), otras de principios de los 60 (Bob Dylan joven) hasta otras de este último año, algunas son gritos de furia y mentadas, otras lamentos, otras expresiones de resistencia y solidaridad– todas son parte de un coro de luz. Empezamos con Vida durante tiempos de guerra, de Talking Heads, seguido por What’s Up, de 4 Non Blondes, más que nada por esos versos sobre despertar todas las mañanas y gritar a todo pulmón/¿qué está sucediendo?, y pasar a y oro, oh, Dios, cómo oro/cada día rezo/por una revolución. El maravilloso Marvin Gaye con su What’s Going On, que describe suavemente un país en conflicto y guerra; el grupo de sonido Motown Los Temptations haciendo algo parecido con Bola de confusión; a Bruce Springsteen cantando, con Tom Morello, su extraordinario corrido que lleva al presente al personaje Tom Joad, de Uvas de la ira de Steinbeck, que concluye cuando Tom muere diciéndole a su madre: Donde un policía esté golpeando a un tipo/Donde llore por hambre un bebé recién nacido/Donde se dé una lucha contra la sangre y el odio en el aire/Búscame, mamá, ahí estaré/Donde alguien esté luchando por un lugar donde ponerse de pie/O por un empleo decente o por una mano de ayuda/Donde alguien esté luchando para ser libre/Míralos a los ojos, ma, y me veras ahí.
Son canciones que buscan desafiar la oscuridad, burlar o condenar a sus príncipes, y despertar a la luz.

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