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sábado, 24 de diciembre de 2016

Justicia uruguaya libera a dos militares condenados por el caso Berríos

Eugenio BerríosSputnik
Los dos militares, que regresaron a fines de noviembre desde Chile para cumplir el resto de la pena, "fueron puestos en libertad condicional, en virtud de una serie de elementos que prevé la ley penal uruguaya y que tienen que ver con el tiempo que llevaban de detención, la naturaleza del delito, la buena conducta y las posibilidades de reinsertarse", dijo a Sputnik el abogado defensor de los dos hombres, Amadeo Otatti.

El coronel Casella y el teniente coronel Radaelli, ambos retirados, fueron condenados en Chile en agosto de 2015 por los delitos de asociación ilícita y secuestro en la causa que investigó el homicidio de Eugenio Berríos, exagente de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), cuyo cuerpo apareció en una playa del balneario uruguayo de El Pinar en 1995.
Casella fue condenado a 10 años y un día por su responsabilidad como autor de secuestro y cinco años y un día por asociación ilícita, mientras Radaelli fue condenado a 10 años y un día por su responsabilidad como autor de secuestro y 800 días por asociación ilícita.
El tercer uruguayo involucrado, el también coronel retirado Wellington Sarli, fue sentenciado a cinco años y un día por su responsabilidad como cómplice de secuestro y a 60 días por asociación ilícita.
Los tres hombres fueron extraditados a Chile en 2006 para ser procesados y juzgados allí.

A fines de noviembre, y en virtud de un tratado internacional penal que permite que condenados en un país cumplan la pena en otro, se les permitió retornar a Uruguay.
Sarli prefirió permanecer en Chile, donde desarrolló lazos personales.
Otros 11 militares chilenos fueron condenados por la muerte de Berríos, entre ellos Arturo Silva Valdés, quien recibió una pena de 15 años y un día como autor de secuestro con homicidio y cinco años y un día por asociación ilícita.
El cadáver de Berríos, exagente de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) de Chile, apareció enterrado en la playa de El Pinar en abril de 1995, y se estima que murió entre noviembre de 1992 y marzo de 1993.
Precisamente en febrero de 1993, Pinochet, todavía comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Chile, visitó Uruguay y apareció escoltado por el coronel Casella.
La salida de Berríos de Chile en octubre de 1991, con documentos falsos, fue preparada por militares de ese país para evitar que declarara en las primeras investigaciones que se llevaban a cabo sobre crímenes de la dictadura de Pinochet, indican las investigaciones judiciales.
Berríos, notorio por su labor en la fabricación de gas sarín, estaba al tanto de varios delitos en los que incluso podía estar implicado el propio Pinochet, según el investigador Jorge Molina Sanhueza en su libro "Crimen imperfecto".
Luego de un pasaje por Argentina, Berríos se instaló en Uruguay, donde contaba con protección de militares uruguayos, hasta que en algún momento de 1992 se rompió la relación con sus protectores, que pasaron a ser captores, según el expediente judicial.
Luego de un confuso episodio en el que Berríos pidió protección en una estación de policía del balneario uruguayo Parque del Plata, de donde fue sacado por un grupo de militares uruguayos y chilenos, su rastro se perdió hasta el hallazgo de su cadáver en 1995.

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