Es momento de
definición: mientras la derecha latinoamericana solicita sin recato el
aumento de la presencia militar y el afianzamiento del control político
imperialista, los cancilleres de los países del ALBA-TCP se dan cita en
La Habana (lunes 10 de abril) para apoyar al avance político en
Venezuela y rechazar la amenaza y la agresión del poder hegemónico.
La
tarea de ratificar la declaración final de la XIV Cumbre (Caracas,
marzo 2017) y el objetivo de condenar la agresión imperialista son
motivos suficientes para apoyar el XV Consejo Político de la Alianza
Bolivariana para los Pueblos de América - Tratado de Libre Comercio de
los Pueblos, ALBA-TCP.
La derecha latinoamericana, tutelada por
el poder estadounidense, se plantea objetivos contrarios a los que
mueven al ALBA-TCP, y, en el cuadragésimo séptimo período de sesiones de
la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos programado
para los días 19, 20 y 21 de junio, ratificará su apoyo a las políticas
neoliberales y al intervencionismo.
El canciller de México, Luis
Videgaray planteó el tema central: “Fortaleciendo el Diálogo y la
Concertación para la Prosperidad”.
Claro, la meta de Videgaray,
igual que la de los cancilleres de Brasil, Paraguay y Argentina y, por
supuesto, la de Luis Almagro, es lograr que a la misma no asista Delcy
Rodríguez u otro canciller chavista sino algún personero de la derecha
dispuesto a decir “Yes, Sir”.
Se apoyan en la manipulación
mediática para asumir estas posiciones sin tener que decir en qué
momento la derecha venezolana se hizo amiga de las mayorías.
Cifras
oficiales de 1991 señalan que, en ese momento, en Venezuela el 43.7 por
ciento de la población vivía en situación de pobreza y un 40 por ciento
estaba cerca de ello. Eso explica en parte los estallidos de febrero de
1989 y la acción militar contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez en
1992 (Hugo Chávez se cubrió de gloria). Los disturbios se produjeron
tras el anuncio de nuevos ajustes neoliberales dispuestos por Carlos
Andrés Pérez a tres semanas de tomar posesión para un nuevo período de
gobierno.
Es esa derecha de metralla y ajustes la que hoy atiende
a su ambición de poder y no a los intereses del pueblo venezolano al
implantar una guerra económica contra el gobierno constitucional.
Lo
que es preciso criticar al gobierno de Venezuela y particularmente a
Nicolás Maduro y a sus colaboradores cercanos, es la vacilación para
arrebatar a esa derecha saqueadora y sembradora de miseria el control
económico que aún conserva y, peor aún, la negativa a colocarse a la
vanguardia disponiéndose a dirigir al pueblo en la realización de esa
ineludible tarea.
Si la derecha mantiene tan importante cuota de
poder, la seguirá usando contra el pueblo, y, por supuesto, contra el
gobierno que tiene la marca de Hugo Chávez.
Gentilicios aparte, se trata de la derecha
Son
venezolanos el gobernador opositor Henrique Capriles y el legislador
Julio Borges, presidente de la Asamblea, pero se reunieron con Luis
Almagro dando apariencia de legitimidad a su quehacer injerencista.
Julio
Borges se reunió con el presidente del Comité de Relaciones Exteriores
del Senado de Estados Unidos, B ob Corker (republicano por Tennessee) y
el senador senador Ben Cardin (demócrata, por Maryland, y reconocido
como conservador).
En un momento en que el gobierno encabezado
por Donald Trump realiza bombardeos en Siria y amenaza con hacer lo
mismo en Corea del Norte, ellos buscan el apoyo del poder estadounidense
y el aumento de las sanciones contra Venezuela.
No vacilan al
hacerle daño al pueblo de Venezuela y menos en comprometer la soberanía
de su país. ¡Vaya demócratas los que recibieron el espaldarazo de Obama y
hoy son homenajeados por los legisladores más cercanos a Donald Trump!
¿Desde cuándo son sinónimos democracia y entreguismo?
Dominicanos…
Dado
que, ciertamente, no se trata de gentilicios, cabe destacar que, aunque
el 28 de marzo el Gobierno dominicano votó en la OEA contra el proyecto
de imponer una agenda política en Venezuela, asumió una posición tibia
el 3 de abril al permitir (se limitó a abstenerse) que se aprobara por
consenso una resolución en la cual se afirma que el Gobierno de
Venezuela actúa de manera ilegal.
Previo a la sesión del 28 de
marzo, el ultraderechista senador Marco Rubio (yanqui de origen cubano
pronunció frases amenazantes advirtiendo a los gobiernos de Haití,
República Dominicana y El Salvador que un voto a favor de Venezuela
podía restarles apoyo estadounidense para algunos proyectos.
En
República Dominicana y Haití no hay gobiernos de izquierda (ni siquiera
de izquierda moderada como en El Salvador), pero la relación con
Venezuela a través de Petrocaribe es de vital importancia. Ante el
proteccionismo preconizado por Trump y su entorno, esta relación cobra
importancia.
De lo que se trata, pues, es de aniquilar la
influencia de Venezuela y anular su papel en la búsqueda de la
integración en América Latina.
Exigirles a Danilo Medina y a su
canciller, el acaudalado empresario Miguel Vargas, que no acepten el
chantaje para presentarse de rodillas en la Asamblea General en junio
próximo, es necesario, sobre todo en un momento en que Estados Unidos
exhibe el uso de la fuerza.
No hay que olvidar que en el año
2000 la gestión (también del Partido de la Liberación Dominicana) de
Leonel Fernández, comprometió a República Dominicana al enviar policías a
Kosovo en supuesta misión de paz y reconstrucción tras los bombardeos
en Yugoslavia.
Igualmente, hay que destacar que ha sido infame la postura del senador Adriano Espaillat en torno a Venezuela.
Adriano
Espaillat, primer dominicano electo en el Congreso estadounidense (tomó
posesión en enero 2017 como diputado por el Distrito Congresual 13, de
Nueva York), se ha sumado a la campaña contra Venezuela.
En
febrero pasado, junto a Ted Cruz, Robert Menéndez, Marco Rubio e Ileana
Ros-Lehtinen, escribió una carta a Donald Trump exigiéndole tomar
acciones contra el gobierno de Venezuela.
En diciembre, había
firmado un documento junto a Marco Rubio, Bob Menéndez, Ileana
Ros-Lehtinen y otros legisladores rechazando la abstención de Estados
Unidos en el Consejo de Seguridad de Estados Unidos cuando fue aprobada
la resolución 2334 que condenó los asentamientos israelíes en
territorios palestinos. Entendían que debió vetarla.
Analistas
dominicanos (Luis M. Rodríguez, por ejemplo, califica como desafortunado
su desempeño en política exterior) han condenado estas acciones.
¿Acaso
colocándose junto a los sectores más retrógrados y a la derecha de
gobiernos que no son de izquierda, Espaillat pretende convertirse en
protegido del poder estadounidense? ¡Retorcimiento de la peor especie!
Ultraderecha y derecha con el uso de la fuerza
A
la vista de todos, está la acción de la derecha en Ecuador, dispuesta a
desconocer los resultados electorales e invocando a sus tutores en
Estados Unidos para colocar en la presidencia al banquero Guillermo
Lasso, quien fue derrotado por la promesa de continuidad y ampliación de
las conquistas sociales que encarna Lenin Moreno.
Usar el poder
mediático para manipular la opinión pública, la estafa política para
engañar a los pueblos y la fuerza de las armas para obligarlos a
renunciar a sus más preciadas conquistas (en Argentina y en Brasil, por
ejemplo) es parte del quehacer definitorio de la derecha continental.
Si
tiene que recurrir a las más descaradas formas de intervención
imperialista y a las más sucias negociaciones a espaldas de los pueblos,
no vacila en hacerlo.
Por eso, en la actual coyuntura cobran
particular importancia mecanismos como el ALBA- TCP y la Comunidad de
Estados Latinoamericanos y del Caribe, CELAC.
Es momento de definición, y esto obliga a fortalecer los mecanismos de
integración y de solidaridad y a buscar formas innovadoras de llegar a
la subjetividad de los pueblos para activar sus fuerzas… Al ataque
imperialista hay que oponer conciencia, organización y firmeza… Por
Venezuela, por América, por las víctimas del poder hegemónico en
cualquier zona del mundo…
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