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lunes, 24 de julio de 2017

Las elecciones estadunidenses en 2018: los huecos en el entusiasmo

Immanuel Wallerstein 

Si uno revisa las elecciones de 2016 en Estados Unidos, realmente existe una explicación bastante simple de por qué Donald Trump derrotó a Hillary Clinton. El así llamado núcleo duro de los simpatizantes de Trump estaba extremadamente encendido por la posibilidad de que pudiera ganar. Eran entusiastas. Hicieron una campaña vigorosa. Se aseguraron de que sus votantes votaran. Ejercieron presión sobre otros republicanos e independientes (aun algunos demócratas) para que trabajaran para Trump, inclusive si tenían sus reservas al respecto. 

La historia con Hillary Clinton fue bastante diferente. Su núcleo duro era menos duro y trabajaron menos duro por ella. Muchos de sus votantes y posibles votantes la respaldaban sólo porque ellos eran anti-Trump. Había poco entusiasmo, y se notaba. Aun cuando votaron por ella, invirtieron mucho menos energía en movilizar a otros. Pusieron menos presión en los votantes potenciales. Estaban seguros de que ganarían y podían darse el lujo de hacer menos. 

Si miramos la situación política en julio de 2017, ha habido un viraje importante en los entusiasmos. El núcleo duro de los simpatizantes de Trump es ahora como el núcleo duro de simpatizantes de Clinton en 2016. Respaldan a Trump sólo porque son antidemócratas. Nancy Pelosi es su fuerza malévola simbólica. Están decepcionados con Trump. No ha cumplido lo que prometió. Se rodea de la gente de Goldman Sachs a la que alguna vez denunciaba. Sus niveles de aprobación en las encuestas, bajas al inicio de su periodo, han continuado cayendo, aun entre el núcleo duro. Siguen respaldando a Trump porque el otro bando parece mucho peor. Hacen menos campaña. Le ponen menos presión a los amigos y a la familia. Hacen menos para lograr los votos. 

Si uno mira a los demócratas, lo opuesto ha ocurrido. Huelen una oportunidad. Nunca habían estado tan unidos en su rechazo a las propuestas republicanas. Mientras los republicanos en el Senado batallan para lograr el apoyo casi unánime de su partido a sus propuestas, los demócratas se relajan y dejan que se peleen entre ellos. Se organizan localmente, y en el nivel de sus estados por separado. Aunque en el papel ésta pareciera una elección que los republicanos no podrían perder, en los últimos dos meses los blogueros han estado presentando análisis que muestran que sería posible que los demócratas recuperaran el Senado y aun la cámara de Representantes. Lo posible no es lo cierto, pero aun lo posible parecía, hace no mucho, una fantasía. 


Con toda seguridad, los demócratas están divididos en un asunto importante —su estrategia electoral. La cuestión es una muy clara. 

¿Deben proponer candidatos que son centristas sobre la base de que esto atraerá votos centristas que los republicanos parecen estar perdiendo? O deben moverse hacia la izquierda –nominando a alguien como Bernie Sanders o Elizabeth Warren sobre el entendido de que esto energizará una base de izquierda agrandada. En resumen, ¿deben invertir en utilizar los entusiasmos, o no? 

Los demócratas discuten sobre esto. Pero es notable que el campo para el programa de izquierda ha ido creciendo con mayor fuerza. En 2016, todo mundo a lo ancho del espectro se movió a la derecha. ¿Se moverá todo mundo a la izquierda en 2018? No podemos saberlo todavía. Pero depende de la movilización de los entusiasmos. 

Ahora, supongamos que los demócratas se mueven a la izquierda en 2018 y luego, de hecho, retoman la legislatura nacional y algunas contiendas por gubernaturas. ¿Será ésta la revolución? Lejos estamos de eso. Pero significará que se tomarán algunas decisiones mejores que a corto plazo, como me gusta decir, minimizarán las penurias de los miembros más pobres de la población. Así que es una ganancia a corto plazo. Necesitamos dar la batalla a mediano plazo en pos del mundo que queremos construir para remplazar al mermado sistema capitalista en el que hemos vivido. Sin embargo, la experiencia organizativa de una campaña a corto plazo de la izquierda, que emprendan los demócratas en 2018, aumentará las habilidades de aquellos que están listos para la batalla mayor a mediano plazo. 

Será muy interesante observar los próximos seis meses o así, si mantenemos el ojo en la pelota –energizar a la izquierda y recordar la importante lucha que enfrentaremos después de 2018. 

Traducción: Ramón Vera Herrera 

© Immanuel Wallerstein

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