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jueves, 18 de enero de 2018

Diplomacia tripolar de EU/Rusia/China evita guerra nuclear en la península coreana

Bajo la lupa
Alfredo Jalife-Rahme


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La diplomacia de EU, Rusia y China ha evitado una guerra nuclear en la península coreanaFoto Afp
Son pocas las buenas noticias, como el plausible diálogo de las dos Corea bajo el espíritu olímpico de invierno, en medio del profundo caos global provocado por la decadencia de EU y  el clásico llenado de sus vacíos geoestratégicos por Rusia y China (https://goo.gl/CuAiv3).
Vale la pena escuchar las declaraciones de los tres mandatarios supremos del planeta en referencia a la distensión de las dos Corea y al arranque de sus negociaciones después de dos años de parálisis –curiosamente: un año que correspondió a Obama y otro a Trump.
Llama profundamente la atención que los geoestrategas chinos y rusos admitan en forma realista el rol primordial de EU que, por lo menos, no ha torpedeado el espectacular acercamiento entre Pyongyang y Seúl, cuya reunión desembocó en varios notables acuerdos: la participación de Norcorea en los Juegos Olímpicos del 9 de febrero en Sudcorea a 38 kilómetros de la transfrontera; el aplazamiento de los ejercicios militares conjuntos de Sudcorea y EU; y el cese de pruebas nucleares y  misilísticas de Norcorea.
A juicio de Wang Sheng –profesor de la Universidad Jilin– “Norcorea siguió el objetivo de probar armas nucleares y misiles como moneda de cambio (bargaining chip) para forzar a EU a negociar” (https://goo.gl/Uf5t8U).
Wang Sheng aduce que Norcorea, atrapada en un aislamiento diplomático bajo durezas económicas, busca mejorar las relaciones con Sudcorea para obtener beneficios economicos. A su juicio, la suspensión del desarrollo nuclear armamentista de Sudcorea evita el riesgo de una guerra de EU.
Wang Sheng alaba el “éxito de la política del lúcido mandatario sudcoreano Moon Jae-in de cooperación pacífica con Norcorea y comenta que el resultado del diálogo intercoreano debe ser visto como la versión experimental del congelamiento por otro congelamiento –que justamente impulsaron China y Rusia.
En su novena llamada por teléfono al presidente sudcoreano –quien a sus 64 años ha resultado un estupendo estadista–, Trump manifestó estar abierto a charlas directas (¡mega-super-sic!) con Norcorea en el momento apropiado, bajo las circunstancias adecuadas.
El mandatario sudcoreano también expresó su disposición a reunirse con su homólogo norcoreano cuando se cumplan las condiciones.
Dejo de lado las amenazas de The Wall Street Journal (08/01/18) y la estrategia de nariz sangrienta de golpes militares limitados contra Norcorea por EU.
Por su parte, el mandarín chino Xi Jinping también habló por teléfono con el presidente Sudcoreano y expresó su pleno apoyo al diálogo intercoreano, así como a su reconciliación y cooperación (https://goo.gl/imMKS5).
El zar Vlady Putin afirmó que el mandatario norcoreano Kim Jong-un obviamente (sic) ganó este round y comentó que Kim era un político hábil y maduro” a sus 34 años.
A juicio del zar Vlady –uno de los máximos geoestrategas del siglo XXI junto al mandarín Xi Jinping–, Kim Jong-un completó su objetivo estratégico: posee el arma nuclear, tiene misiles de alcance global (¡mega-súper-sic!), hasta de 13 mil kilómetros que pueden alcanzar casi cualquier punto del planeta. Putin refirió además que el mandatario norcoreano desea tranquilizar la situación.
El zar Vlady es todavía más hábil al puntualizar los alcances misilísticos de Norcorea, sin citar obviamente a Estados Unidos (https://goo.gl/9iPYWq).
Quizá la muy capaz diplomacia rusa, que sabe calibrar los alcances misilísticos retóricos de Trump, haya aconsejado al juvenil mandatario norcoreano de que había llegado el tiempo de negociar con sus hermanos de Sudcorea, lo cual puso en desventaja las fanfarronadas de Trump, quien había amenazado borrar de la faz de la tierra a Norcorea.
Cada vez se asienta más la deliberada doble personalidad disociativa de Trump –quien un día opera como el bondadoso doctor Jekyll y otro día como un transformado maldito Hyde después de haber ingerido su poción bélica–, para confundir a su contraparte cuando estira la liga al máximo para negociar en óptimas condiciones y luego ceder en el punto idóneo después de haber obtenido un mínimo de concesiones, de acuerdo a su manual El Arte de Negociar(https://goo.gl/ZPtDvR).
Después de haber recibido a la primer ministro de Noruega Erna Solberg, Trump declaró sorprendentemente que colaborar con países, sea Rusia, (sic) o China (sic) o India (nótese la secuencia), o cualquiera de los países que rodean este mundo, es una muy buena cosa. No es una mala cosa.
Dejo de lado el primitivismo lingüístico de Trump, pero no deja de inquietar su perturbador maniqueísmo donde no caben ni matices ni sutilezas.
El analista Jin Xiangdong, de la Universidad Xiamen, arguye que para la erradicación total de las tensiones en la península coreana se requiere la voluntad de EU que no está interesado en acabar con las tensiones: “ninguna de las partes desea iniciar una guerra, incluyendo EU. Sin embargo, la paz (sic) en la península coreana no se encuentra en la agenda de Washington, puesto que, en ese caso, EU perdería el pretexto de consolidación con sus aliados, Sudcorea y Japón, contra China, por lo que no habría justificación alguna para la presencia de EU en Sudcorea, además de que EU perdería un inmenso mercado de venta de armas si se resuelve la crisis (https://goo.gl/ZREXWd)”.
Tal es el flagrante caso de la venta del sistema misilístico balístico de defensa (THAAD, por sus siglas en inglés) por EU a Sudcorea, obligada a comprar por mil millones de dólares.
Cada crisis candente y/o mayúscula, como el contencioso de la península coreana, tiene su propia resolución y sus propios actores, en diferentes sincronías y circunstancias geopolíticas.
A reserva de conocer los detalles que empujaron a dialogar a las dos Corea, dada la situación imperante de caos global que legó Obama y que exacerbó Trump,
Es notorio que la participación in extremis de China y Rusia evitaron que Trump apretara el botón nuclear que alardeó ser de mayor tamaño que el de su contrincante retórico de Norcorea.
Insisto: pese a las jeremiadas de Trump, todavía no emprende la guerra que ha marcado en fechas recientes a cada presidente de EU.
El peligro de una guerra con sello trumpiano es probable que se deba a dos consideraciones: las fuertes presiones de su yerno talmúdico Jared Kushner, ligado al eje de Bibi Netanyahu/Sheldon Adelson, para librar una guerra contra Irán; y la descomposición doméstica que le obligue a buscar una justificación bélica para sortear tanto la elección de noviembre como sus avatares judiciales y legislativos (https://goo.gl/CXVEoi).
La “colaboración (Trump dixit)” de las tres superpotencias –EU/Rusia/China– ha llevado a la distensión (détente) en la península coreana y puede servir de modelo de aplicación en otros frentes cuando y donde colisionen sus intereses, en sus esferas de influencia.
Queda enterrado el difunto formato hexapartita cuando la bilateralidad de las negociaciones entre las dos Coreas han sido lubricadas por el esquema tripolar, donde quedó marginada la belicosa Japón.
Hasta hoy la diplomacia tripolar de EU/Rusia/China ha evitado una guerra nuclear en la península coreana.
Twitter: @AlfredoJalifeR_
Facebook: AlfredoJalife

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