El Partido Nacional, dos pilares
El
pueblo hondureño se ha plagado de una gran victoria que se ve
materializada en una nueva masificación de los valores democráticos en
todos los niveles sociales y la unión total en la protesta social. Todo
esto se da en una plataforma mucho más amplia de lo que se había visto
hasta ahora sobre todo desde el año 2009. Las marchas y tomas,
cacerolazos y sobre todo la construcción de una narrativa de cambio
entre la población se ha visto multiplicada exponencialmente en cuestión
de semanas. Una gran ola de repudio hacia el dictador y su pequeño
grupo de sostén se ha visto aumentar a medida se van cometiendo errores
profetizados entre las filas del oficialismo raquítico. Unos crecen y
otros decrecen, entorpecidamente intentan usar el autoritarismo a través
de la fuerza y la imagen de poder con mucha dificultad.
Sea
cual sea el resultado hemos ganado, pues se ha avanzado desde las
revueltas del golpe de estado en 2009 hasta hoy en muchas latitudes. La
consciencia colectiva no deja de crecer y los eventos se esclarecen
frente a los ojos de la población, incluso de camadas y sectores reacios
al cambio y enfocados en la política conservadora. Incluso ellos hoy
han dicho basta. Por un lado la izquierda contemporánea no ha dejado de
mantener su nivel organizativo y va ganando poco a poco adeptos a la vez
que su militancia va acumulando generaciones. Y por otro, las facciones
anarquistas logran diseminar entre la población un sentimiento de
repudio a través de la retorica anti-corrupción y anti sistema. Esto a
la vez que los sectores privilegiados que incluyen a los indiferentes y
conservadores se ven carentes de un hilo conductor que los estabilice en
el poder a largo plazo.
En este contexto existen dos pilares
que mantienen al PN como un partido de envergadura –aunque en estos
momento el apoyo a JOH podría llegar a solamente el 15 % de la
población– la definición de nacionalismo debe rondar el 25%. El voto
duro además es bastante simbólico pues bien manejado los puede llegar a
constituir en una amenaza electoral en el futuro. Estos dos pilares son
la mano dura sobre la violencia y los aspectos reproductivos en torno a
la moralidad sexual. Después de todo más que los porcentajes o los
números de votantes el éxito en la política esta determinado por la
calidad y empuje de la construcción del discurso de un partido político.
El primer pilar es la mano dura en la implementación de
políticas de seguridad con empeño de las instituciones del estado
dedicadas a ello. La sensación que tiene el hondureño de a pie de que el
gobierno esta luchando contra la delincuencia a través del uso de la
fuerza, pues es la manera más inmediata a la cual puede depositar
confianza. Un disparate total pues es de las mismas problemáticas
sociales, la pobreza, y la miseria dentro de su constitución, de donde
surgen los elementos que provocan el aumento de la violencia en el país.
Es una mano dura ridícula pues no es capaz de controlar la mínima
crisis social y política. Un ejemplo es el daño de imagen que causó
llegar a los 90 muertos por cada 100,000 habitantes en su mayoría
desaparecidos a mano armada en 2014. Antes esto lograron en termino de
tres años bajar a 56 muertos por esa misma cantidad en 2017. Un dato
inicialmente otorgado como logro por la prensa internacional a JOH.
Sabemos que es un fracaso pues Honduras, y sus dos ciudades más grandes,
Tegucigalpa y San Pedro Sula, continúan siendo bastiones de la
violencia mundial ubicándose en 5ª y 2ª ciudades más peligrosas del
mundo. En Honduras se vive bajo una calamidad social total, que además
es parte de una represión de guerra no declarada ante el evidente
lavantamiento revolucionario que se viene encima con pasos agigantados.
La violencia común fue el antídoto anticomunista que los gobiernos
norteamericanos sugirieron en remplazo de las guerrillas de durante la
guerra fría. En el caos social controla quien tenga más armas, y las
armas, en este caso las tienen ellos.
La oposición política
podría ganar muchos adeptos que ahora son del PN si logra cuidadosamente
edificar una narrativa adecuada en este sentido. La violencia no se
acabará de inmediato pero si se puede controlar con la misma medicina
que usan los radicales pues ellos han logrado una perdida total del
control. Se debe usar mano dura pues procesos como depuración policial y
sobre todo reforma y bienestar social en las comunidades es algo muy
difícil de lograr en corto plazo. El bipartidismo en Honduras ha logrado
destruir el tejido social comunitario casi en su totalidad en aspectos
transitorios y grandes partes de ese tejido, o sea grandes grupos
celulares, se encuentran hoy en día completamente echados a perder.
Nuestros enemigos (la embajada de EEUU, Israel y la derecha que les
rodea), celebran eso, es parte de su propia expansión, el capitalismo
del caos los mantiene apoderados de grandes actividades económicas
alrededor de la violencia al tiempo que controlan su oposición política.
Mientras tanto ésta, deberá crear hegemonía en este sentido y todos
esos tentáculos para poder controlar la situación. A pesar de la guerra,
o quizás por ésta, Nicaragua ha logrado mantener su tejido comunitario
intacto, difundiendo paz y bienestar entre su población aun en medio de
un sistema capitalista decadente dadas las bases populares de su sistema
político-asambleario.
Cuando hablo de capas de células echadas a
perder me refiero a cientos de miles de jóvenes emigrados o no que
forman hoy en día parte de maras y crimen organizado. Esa evolución
puede ser frenada y controlada solo a través, inicialmente, de mano dura
y políticas de seguridad ¨radicales¨. Estas políticas podrán ser
cuestionables en los ojos de la izquierda. Por esa razón se deberán
constituir solidos núcleos de observación de derechos humanos y
políticas verdaderamente integrales para rehabilitar e integrar a estas
masas de jóvenes en la sociedad si así fuere posible. La izquierda
política que hoy en día entorna los círculos de Mel Zelaya y el Bloque
Popular esta virtualmente incapacitada para llevar a cabo esta tarea. De
hecho este tema constituyo un eje mediático en las elecciones de 2013
que debito su campaña hacia el poder. En ese sentido la transición hacia
el poder en alianza permite estas condiciones y trae al escenario
elementos que podrían construir una narrativa adecuada hacia la solución
del problema, y sobre todo, el tema que aquí tratamos, atraer la
confianza y la simpatía de sectores populares que viven el día a día
real de la calamidad de la violencia y que confían solamente en el uso
de la fuerza bruta para librarse de ella misa, aun cuando todos sobemos
están siendo engañados, o que al menos no es sostenible.
Para
estas tareas se debe observar experiencias en países vecinos y lejanos,
experiencias de países similares como Guatemala o Ecuador, pero también
en países que han vivido ya a lo que queremos llegar como Nicaragua o
Cuba. Venezuela creo las brigadas de Guardias Nacionales Bolivarianas
(GNB) muy similares a las fuerza portuguesas republicanas (GNR) que han
ayudado a diseminar la paz en las antiguas colonias portuguesas que se
encuentran en conflictos políticos en los últimos años. Se debe
cuestionar ¿por qué razón ha fallado el PSUV/PCV en controlar el crimen
organizado que es rampante y por qué razones no ha podido diseminar
tranquilidad entre la población al mismo ritmo con el cual su proceso de
transformación social va avanzando? Es un tema importante. La paz y
tranquilidad no llegará a las comunidades si un país no logra
eventualmente crear equidad en todos los sentidos. Lo único que podrá
hacerse es contener un malestar tapando el sol con un solo dedo pero
esto eventualmente, como sabemos, y lo vemos todo el tiempo en Honduras,
se desborda continuamente y es usando en contra del mismo pueblo por
las elites antidemocráticas. Se necesita pues un plan de gobierno en
este sentido, y realizado mucho antes que se pretenda llegar al poder
para que las masas puedan sentir y analizar de que se trata este nuevo
proyecto político. Las estructuras asamblearias podrían traer ya algunos
o varios de los elementos que aquí se discuten. No se ha profundizado
lo suficiente con las propuestas de seguridad comunitaria, la seguridad
nacional no es un tema completamente comunitario, lo es y no lo es pues
al estado central le competen muchas cosas en este sentido. Otra cosa es
que las directrices del Estado surjan del plan que ha sido redactado a
través de cultura asamblearia.
En ese sentido el rechazo al
militarismo es un error, y resulta muy difícil corregirlo desde el punto
de vista de las bases populares pues no existe conexión a simple vista
entre el pueblo y los sectores mayoritarios desde donde emanan los
reclutas de calle de las FF.AA. De esto podemos estar seguros pues
existe conectividad social y simbólica a la hora de entrar y reclutarse
en el ejercito. Es por esta razón que en los acuerdos de paz de la ONU
llevados a cabo posteriormente a la guerra fría uno de los temas más
importantes ha sido la participación de las guerrillas en números reales
en los ejércitos y cuerpos policiales, una negociación muy determinante
para el futuro político de los países. Este proceso no ha ocurrido en
Honduras pero si en El Salvador. En cualquier sentido todo intento de
desprestigio de esta institución por parte de la izquierda no hará más
que empeorar su propia situación real.
La oposición al ver que
el escudo total alrededor del presidente es única y exclusivamente el
ejercito no pudo adentrarse en éste para ejercer hegemonía. Ocurrió un
silencio total. Se puso evidencia que Manuel Zelaya, habiendo sido
expulsado el mismo en golpe, o siendo este mismo de convicciones de
pinceladas anárquicas, no puedo establecer ningún contacto de peso
dentro de las FFAA a la vez que Nasralla mostró cierto empuje y
narrativa importante. Sin embargo, su circulo de asesoramiento tampoco
goza de habilidades en este sentido.
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El
segundo pilar es el que se relaciona al ordenamiento reproductivo en la
sociedad, esto es la familia, la moralidad sexual. Mientras en el resto
de mundo este tema no tiene mayor importancia en el continente
americano ha adquirido una completa fuente de discordia debido en parte a
la gran polarización política en EE.UU. y las influencias de las ONGs
europeas. La derecha recalcitrante ha logrado remover este elemento de
la pasividad total al caos total en las ultimas décadas y en Honduras
sobre todo en las ultimas dos décadas. Se ha logrado obligar a todos los
militantes y los partidos políticos a adoptar posiciones que muchas
veces son incomodas pues traen consigo sistemas de valores familiares
que a su vez son ensalsados por historiales políticos diversos. En este
sentido los partidos deben adaptar posiciones claras y oficiales pero
muchas veces no lo logran por falta de entendimiento del fenómeno.
El
resultado en términos electorales es que hoy en día grandes sectores
poblacionales valoran mucho mas la moral que el bienestar económico o la
paz. Están dispuestos a la guerra antes que vivir en libertinaje¨. Las
iglesias protestante y católica han delimitado su poder en este sentido
con gran claridad. Esto ha sido muy fácil para ellos pues en la retorica
de sus adversarios han entrado muy fácilmente los valores de la
libertad sexual que relacionan con justica social. Es un elemento que
esta enquistado entre grandes sectores de la izquierda desde hace muchos
años…este último fenómeno tiene dos explicaciones elementales:
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Por un lado, el comunismo de libro de texto otorgaba como libertad
originaria a las mujeres el desprendimiento de todo lo que la iglesia
había impuesto sobre su comportamiento en el pasado. Se rompió en
cuestión de segundos con un esquema social para entrar a otro en el
momento que estallarón las revoluciones proletarias. Lo importante a
resaltar es que en el momento que esto ocurrió existían otros grandes
factores que hoy en día no existen como ser 1) la ruptura total entre el
hombre y la propiedad privada, o también 2) que en ese entonces
(primera mitad del siglo XX) los anarquistas políticos participaban con
menor división ideológica sobre algunos temas. Este era uno de ellos.
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Por otro lado, el hecho de las ONG internacionales, y por tanto
presupuestos al desarrollo otorgados por gobiernos liberales de
occidente, al trabajo de campo en este tema. Esto se da mientras en esos
mismos países no hacen mucha incidencia en el tema. Un claro ejemplo es
España que invierte presupuestos y energías en igualdad de genero para
el tercer mundo mientras mantiene el primer lugar en femicidio o
mientras su propia policía aparece en primera plana agarrando del pelo a
mujeres demócratas y tirándolas por escaleras. España propone las
políticas de igualdad de genero y de derechos a las poblaciones LGTB más
modernas del planeta pero deja a medias su implementación real. Es un
país que se ha vuelto experto en prender un fuego que luego se
convertirá en nada más que humo. No por nada es un sistema cuya roca
madre es el franquismo y el cual, para maquillarlo, ha dado las mayores
aparentes libertades sexuales en un tiempo record a su población para
después mantener uno de los regímenes menos democráticos del mundo. El
capitalismo otorgó ciertas libertades y derechos a las mujeres pero ¿a
expensas de que?, De todas formas pensamos que esos avances fueron/son
necesarios pero en temas como el aborto, el control natal, y la
constitución de la familia se ha pasado y les ha robado de la mano el
discurso a las feministas.
Todo esto provocó que el movimiento
social naciente del golpe de estado de 2009, el cual es a la vez base
social y pilar de construcción narrativa de los partidos y alianzas que
de él nacen, se este equivocando en uno de los temas más contundentes
para la población hondureña.
Tan solo días antes de las
elecciones de 2013 la familia Zelaya apareció declarando que estaban en
contra del aborto y del matrimonio entre parejas de mismo sexo, mientras
su oposición política estaba años luz ya penetrado en los esquemas
electorales de sus votantes y sobre todo de los votantes sin partido. El
tema de los derechos sexuales ha resultado ser un tema de militancia,
radicales en ambos bandos se debaten mientras la población observa, sin
ser parte de ello, pero toma sus decisiones políticas de acuerdo en gran
parte a quien mantiene sus consideraciones personales mas resguardadas.
La alianza política, y no digo Libre pues es en este sentido es
casi un caso perdido, debe pronunciarse en cuanto pueda y en cuento
haya hecho un proceso de análisis adecuado sobre estos temas. Se debe
aprender en no caer en las trampas de la derecha extrema, que además
viene con know how foráneo, y puesto en practica en muchos países y
circunstancias. Los políticos de vanguardia deben tomar la misma
posición de los conservadores hondureños en cuanto al uso de píldoras
anticonceptivas, el aborto, y otras intervenciones del Estado sobre los
cuerpos de la mujeres, el cambio de sexo o los derechos del colectivo
LGTB pues no es el tema con el cual quieran discutir y meterse en
conflicto o debate, es un debate perdido pues no contiene vías de escape
posibles. El solo hecho de aceptar entrar en ese debate ya es una
perdida para la izquierda. Son arenas movedizas. La izquierda debe en
este sentido abogar por el respecto a los derechos humanos básicos de
las personas y sobre todo el derecho a la vida de mujeres, y hombres
sexualmente diversos. No pueden ir más lejos de eso. Hacerlo es un error
político que tiene mas impacto de lo que creemos.
Por otro
lado, el interés de la clase trabajadora, que constituye la gran mayoría
de la sociedad hondureña hoy en día, no es tener derecho a píldoras, ni
poder abortar, pues cómo va a mantener un embarazo una mujer si ni
siquiera puede alimentarse, si ni siquiera tiene acceso a servicios
públicos de calidad. Estamos a años luz de lograr cualquier avance que
nos lleve a problemas de otra naturaleza. Las mujeres de clase media que
tengan o sientan este tipo de problemas deberán acudir a métodos
preventivos propios y naturales, o viajando a países extranjeros pues sí
se lo pueden permitir en muchos casos. Pero luchar por estas cosas
mientras la población muere de hambre, mientras el país se derrumba en
pedazos es un error fatal y una trampa postmoderna que constituye una
gran victoria de la derecha… al menos en las condiciones hondureñas van
ganando en creces.
El movimiento popular proletario hondureño
debe reconocer que el trabajo en alianza le conviene más a sus propios
intereses que permanecer aliado únicamente con el partido Libre, que es
al fin y al cabo un partido de mayoría liberal. Se ha visto en la actual
crisis política y se ha visto a lo largo de estos ocho años. De hecho, a
pesar de que mucha gente ha ido a las calles en contra de la reelección
de JOH, la clase trabajadora aun no toma partido ni dominancia absoluta
en ningún terreno, se mantiene cautelosa observando a la vez que
acumula adeptos y continua en un proceso creciente. El candidato del
partido Liberal, Luis Zelaya, ha orgullosamente declarado que él no es
parte ni de la derecha radical ni de la izquierda anarquista. Se refiere
a Libre y no a la alianza.
Libre ha terminado siendo manipulado por conveniencias ideológicas muy adecuadas para la continuidad del statu quo.
Ha fallado en entablar alianzas con la iglesia católica, con la cual se
mantiene en una pelea constante sin sentido. Ha fallado en entablar
alianzas dentro del ejercito, un elemento que se maneja claramente desde
las oficinas de la CIA en la embajada. Para los EE.UU. la fuerza
militar lo es todo y es demasiado evidente que la imagen e identidad
sobre esta institución que tienen los hondureños ha sido forjada a
rajatabla por los manuales actualizados del gobierno de Estados Unidos.
El antimilitarismo corre hoy en día por las venas de la izquierda. Es
casi un panfleto de lucha contraproducente. En este sentido es también
el clero quien mantiene control sobre el tipo de discordia que desea
establecer con la izquierda política y no al contrario. Observamos que
con demasiada frecuencia en Honduras, acontecimientos paralelos
construyen una pila de discordia entre el clero-eclesiástico y los
mandos militares altos del ejercito y el resto del pueblo, un embudo que
parece continuar en picada en contra de los intereses de la mayoría del
pueblo hondureño.
El régimen se mantiene única y exclusivamente
por sus pilares al interno de los poderes fácticos. Se le han escurrido
de las manos las masas, el discurso, la cara y muchas cosas más. En la
democracia de Centroamérica ha pesado más eso que los votos. Tanto que
es inevitable que la derecha se arriesgue a jugar sus piezas más
peligrosas. Lo hace porque sabe que el peso de la construcción de la
narrativa política, y de cuan enraizado esté el pensamiento de un
movimiento de masas, es un factor muy determinante al momento de
derrotar al adversario. Este esquema decisivo les podría traer costos
muy grandes, sobre todo porque el pueblo ha reaccionado y ha
identificado claramente quienes son los verdaderos enemigos de la
democracia.
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